Ya sea por causa de fuerza mayor, como por ejemplo una enfermedad, o por simple voluntad, hay quienes han elegido suprimir o moderar el consumo de harinas en su régimen de alimentación, usando como reemplazo las harinas integrales, las cuales conservan las fibras, vitaminas y sus minerales, y aumentando el consumo de frutas, legumbres, verduras, carnes, pescados, huevos y lácteos.
Lo cierto es que al renunciar al consumo de pan, galletas, pastas, entre otros productos a base de harinas, nuestro cuerpo comienza a experimentar una serie de cambios, algunos más beneficiosos que otros, los cuales vamos a detallar a continuación.
El primer cambio, y quizás el más notorio, es el descenso de peso y eso se debe a la reducción o eliminación de los aportes de carbohidratos. Además, esto suele ir aparejado con una mayor sensación de saciedad y reducción del apetito, debido a las fibras que contienen las harinas sin refinar.
Por otro lado, debemos decir que dejar las harinas también provoca que se regulen los niveles de la presión arterial, un punto sumamente beneficioso para disminuir los riesgos de padecer alguna enfermedad cardiovascular.
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Siguiendo con los cambios que experimenta nuestro cuerpo, se dice que al mes de renunciar a las harinas se advierte una reducción en los niveles de energía, algo que está relacionado con la disminución en el consumo de carbohidratos. No obstante, con el correr de los días la fatiga y el cansancio desaparecen.
Por último, algunos artículos aseguran que al eliminar las harinas de nuestra alimentación se previene el riesgo de diabetes y disminuyen considerablemente los triglicéridos, puesto que el hígado dejará de crear la grasa que se genera a partir del exceso de glucosa, la cual proviene de la ingesta de carbohidratos.
Los especialistas coinciden
Médicos y expertos en nutrición, junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), coinciden en que no se debería eliminar por completo el consumo de harinas y explican que consumir unos 40 o 60 gr de pan por comida, un equivalente a 250 gr diarios, puede conformar una dieta equilibrada, siempre que se combine con alimentos ricos en grasas saludables y proteínas.
En conclusión, tras explicar que los carbohidratos sirven como combustible al corazón y cerebro, los expertos en el tema aseguran que lo ideal es evitar los excesos de harinas refinadas o encontrar opciones saludables que aporten los carbohidratos necesarios para nuestro organismo.