La alimentación es un de las claves principales a la hora de pensar en nuestra salud, dado por el hecho de incorporar diversos ingredientes a nuestro cuerpo como también, por haberse convertido en un hábito que se repite a lo largo de los años. Es por eso que hoy la ciencia te deja alguno consejos para disminuir y porque no evitar el consumo de harinas.
En nuestra dieta diaria, las harinas pueden llegar a marcar un porcentaje importante de nuestro consumo, siendo en algunos casos perjudicial en combinación con otros ingredientes tales como el azúcar, levaduras o sal. Es por eso que la ciencia pretende salir al rescate y brindarte algunas opciones para controlarte en las comidas.
Para empezar, detallaremos algunas de las principales causas que nos llevan a recurrir a la alimentación de manera desorganizada, la cual impacta en los niveles saludables de todo nuestro cuerpo.
Según la ciencia, la ansiedad es uno de los principales indicios que se suele canalizar por el lado de la comida. A esto se le suma algunos problemas como el insomnio y obviamente, ciertos hábitos que se arraigan con el paso del tiempo.
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Obviamente que en este caso, la ciencia no deja de lado la cuestión satisfactoria y de placer que nos da el hecho de saborear un rico pan bien húmedo y esponjoso, lo cual hace más difícil a tarea de abandonarlo.
Sin embargo, la idea de abrazar nuevos hábitos saludables pude llegar a desembocar en que finalmente, podamos eliminar el consumo de harinas de nuestro cuerpo, sobre todo aquellas que se combinan con el azúcar y que provocan aumentos en el peso o el colesterol que complican nuestra salud cardiovascular.
Consejos para eliminar el consumo de harinas
Una buena opción para eliminar el consumo de harinas se basa en la incorporación de fibras a nuestra dieta diaria. Esto hará que podamos llegar a los niveles de saciedad mucho más rápido, dejando de lado la utilización del pan en nuestras comidas. Para ello, te puedes valer de ingredientes como frutas, verduras, legumbres y granos integrales entre otros.
Abrazarse a la actividad física también puede ser una de las claves que nos ayuden a disminuir el consumo alimenticio. La ciencia sostiene que poner el cuerpo en movimiento mejora el estado de ánimo y a la vez, disminuirá la necesidad de recurrir a los alimentos para lograrlo.
La incorporación del agua también puede ser beneficiosa para la salud, dado que nos mantendrá hidratados a la vez que reducirá los antojos inesperados, logrando controlar el apetito.
Por último, el consejo de la ciencia es que abandonar el consumo de harinas de un día para el otro puede resultar bastante difícil de lograr. Es por ello que recomienda ir reduciendo su dosis gradualmente teniendo en cuenta las opciones anteriores y finalmente, llegar a la meta con un trabajo a conciencia y priorizando nuestra salud ante todo.