Werner Forssmann es considerado uno de los pioneros de la investigación cardíaca y a poco más de cuatro décadas de su fallecimiento, su valioso aporte a la medicina sigue siendo un factor fundamental a la hora de salvar vidas.
Sucede que este reconocido y prestigioso doctor decidió mostrar, de una manera muy singular, que sus ideas podrían cambiar para siempre el curso de la medicina cardíaca, motivo por el cual te contamos cuál fue el invento de Werner Forssmann y su insólita manera de comprobarlo.
Es que este talentoso urólogo alemán dedicó su vida a la medicina, al punto que sirvió como oficial sanitario con la categoría de cirujano principal en la Segunda Guerra Mundial, hasta que fue capturado y encerrado en un campo de prisioneros.
Sin embargo, su mayor logró lo llevó a cabo cuando en 1929 decidió introducir un catéter de 65 centímetros en su propia vena antecubital hasta llegar al corazón para hacerse una radiografía y ser el autor de esta asombrosa técnica para la cateterización del corazón humano.
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Este invento para el que es especialista se usó como conejillos de Indias, puso fin a la creencia de que la entrada de cualquier objeto en el corazón traería fatales consecuencias, aunque en aquel momento se lo tildó de “imprudente” y “peligroso”, motivo por el cual tuvo que renunciar a la cardiología para especializarse en urología.
Años más tarde, los estadounidenses André Frédéric Cournand y Dickinson Woodruff Richards ratificaron el valioso aporte de Forssmann y pulieron su invento para que hoy finalmente sea una preciada herramienta en el diagnóstico de enfermedades cardíacas y pulmonares.
Finalmente, en 1956, el doctor Forssmann fue premiado junto a sus colegas, Cournand y Richards, con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina por haber sido el mentor de esta importante técnica del cateterismo cardíaco que continúa salvando vidas.
Distinguido en Argentina
Este ícono mundial de la medicina fue reconocido también en suelo argentino, donde en 1954 se lo nombró huésped de honor, de la Universidad Nacional de Córdoba y luego, en 1961, se lo designó Profesor Honorario.
Sin embargo, estas fueron solo algunas de los múltiples reconocimientos que recibió Werner Forssmann en vida y tras su fallecimiento, por su inmenso aporte a la medicina en general, pero principalmente por su ímpetu por demostrar la importancia de su invento.