Dentro del mundo de las plantas, uno de los cultivos más complicados de llevar a cabo es el de la frutilla. Esto se debe a que prefieren los climas fríos por encima de las los temperaturas, siendo un factor crucial para que se desarrollen en gran parte del mundo.
Pero en esta ocasión, te vamos a enseñar a cultivar frutillas de manera fácil y eficiente, dejando de lado la tierra y el riego, poniendo en práctica lo que se conoce como hidroponía.
Esta técnica de jardinería se basa en cultivar plantas en agua, siendo este el elemento primordial desde donde recolecten sus nutrientes. En este caso, pondremos a prueba el cultivo de frutillas.
Cultivo de frutillas en agua
Para comenzar, lo primero que debemos tener será un plantín de frutillas, al cual lo vamos a sacar de la tierra, asegurándonos de limpiar bien sus raíces. En este punto, es clave resaltar que, los restos de sustrato, podrían llegar a pudrir el agua donde queremos que crezcan nuestras plantas.
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Luego, con las raíces limpias, las introducimos dentro de una bidón de agua de 5 litros, el cual deberá estar lleno de agua hasta arriba. A la hora de colocar nuestra planta, debemos asegurarnos que todas las raíces se encuentren sumergidas.
De esta manera, la planta comenzará a prosperar tomando los nutrientes necesarios desde el agua. Cabe destacar que las frutillas son muy resistentes al frío y las heladas, pero no soportan las temperaturas mayores a los 30 grados.
Sustrato
Por otra parte, a medida que la planta va creciendo debemos ir agregando algunos nutrientes al agua para conseguir el objetivo principal: la aparición de frutos.
Para ello, será necesario conseguir un sustrato ácido (el cual en este caso será el agua). Una buena opción será incorporar sulfato de hierro en polvo, o bien, introducir materiales al agua que lo contengan. Por ejemplo, clavos, turcas o cualquier hierro que este oxidado. Esto ayudará a la aparición de frutos a la par de teñir el agua a un tono anaranjado.
El otro nutriente importante es el potasio, el cual lo podemos crear a partir de una sencilla mezcla. En un bidón similar al utilizado para el cultivo, agregamos cáscaras de banana a la espera de que se produzca la fermentación (aproximadamente en 3 días). Luego, lo utilizaremos para “regar” nuestras plantas y brindarle lo necesario para su crecimiento.
De esta manera, tus frutillas irán apareciendo poco a poco en tus plantas y una vez que hayan adquirido un color intenso, estarán listas para su consumo, totalmente orgánico en este caso.