En su corta vida, Eva Perón siempre dio que hablar, no solo por sus acciones sociales para las comunidades vulneradas sino también por su estilo y sentido de la moda a la hora de vestir.
Si bien sus orígenes fueron humildes, la líder argentina supo abrirse paso en el mundo de la alta costura. Es que su madre, Juana Ibarguren, era una apasionada costurera que transmitió esta pasión a su hija.
Actriz de teatro y radioteatro, Evita en los años 30 emuló a los íconos de la belleza y la moda de Hollywood: su cabello rubio era una prueba de ello. En esos años conoció a Paco Jamandreu, un diseñador de ropa que trabajaba para celebridades locales. Ambos entablaron una íntima amistad y él le ayudó a refinar su estilo.
Ya como primera dama, Evita adoptó la moda típica de los años 40. En este sentido, la joven mujer se vestía en casas de alta moda como Paula Naletoff, Henriette y Bernarda. Ella siempre agregaba detalles como plumas, flores o tul a los accesorios.
Más tarde, Evita viajó a Europa, donde absorbió nuevos estilos para traerlos a la Argentina. Se la empezó a ver vestida con vestidos de cintura de avispa con faldas exuberantes, lucía peinados recogidos bajos y tirantes. Su maquillaje sobrio con labios rojos se convirtieron en su sello personal.
Más allá de la palabra, Evita utilizó la moda y su estilo como instrumento de comunicación que combinaba con su carisma y personalidad. Además de todo lo que representó para el pueblo argentino de la época, y sobre todo a las mujeres, Eva Duarte supo ganarse el título de “inmortal”.