Sábado 16 de Agosto 2025
MARAVILLOSO

El oro que florece: la maravillosa dinámica de las plantas que absorben el metal

No lo soñó Tolkien ni lo escribió Borges: hay plantas que no crean oro, pero lo cosechan. En un rincón de la ciencia donde la botánica se cruza con la metalurgia, la fitominería propone una alquimia moderna que transforma raíces en herramientas mineras.

(Fuente: Jonaa)
Escrito en ESPECTÁCULOS el

No hay pepitas colgando de ramas ni árboles que brillen al sol como lingotes. Pero hay algo más inquietante: plantas que absorben oro como si fuera agua, que lo almacenan en sus tejidos sin sufrir, que lo concentran en sus hojas como si fueran cofres verdes. La fitominería no es una fantasía medieval ni un truco de laboratorio: es una técnica real que convierte a ciertas especies vegetales en bioacumuladores de metales preciosos. Y aunque no fabrican oro, lo recuperan del suelo con una eficiencia que desafía a la minería tradicional.

Todo comienza en terrenos donde el oro existe, pero en dosis tan pequeñas que extraerlo sería una ruina. Ahí entra la biología como solución inesperada. Científicos como Chris Anderson descubrieron que plantas como el eucalipto o la mostaza india tienen una habilidad singular: si se les facilita el oro con un agente químico que lo disuelve, lo absorben junto con el agua y los nutrientes. Lo transportan por su sistema vascular y lo acumulan en forma de nanopartículas, principalmente en hojas y tallos. No se intoxican, no se marchitan. Lo guardan como si supieran que algún día alguien vendrá a buscarlas.

(Fuente: MineríaEnLínea)

Pero el oro no se cosecha como fruta. Una vez que las plantas han cumplido su ciclo, se las incinera. Las cenizas contienen el metal concentrado, que luego se separa y refina como en cualquier proceso metalúrgico. Lo que parecía un experimento botánico se convierte en una operación minera, pero sin dinamita, sin cráteres, sin devastación.

La fitominería exige condiciones precisas: suelos con trazas de oro, productos químicos que lo vuelvan asimilable, infraestructura para cosechar e incinerar. No es magia, es ingeniería vegetal. Y su mayor virtud no está en la cantidad de oro que produce, sino en el modo en que lo hace. Puede aplicarse en terrenos contaminados, en relaves mineros, en zonas donde la minería convencional ya no tiene sentido. Puede limpiar mientras extrae, regenerar mientras produce.

(Fuente: ScienceMonitor)

Además del oro, se investiga su aplicación con otros metales raros como el platino y el paladio. Lo que está en juego no es solo una técnica, sino una filosofía: usar la vida para recuperar lo que la tierra guarda en secreto. No habrá plantas que resuelvan la pobreza global, pero sí puede haber cultivos que transformen el modo en que obtenemos nuestros recursos más valiosos.

La fitominería es una metáfora hecha ciencia. Un recordatorio de que, a veces, la naturaleza no necesita ser conquistada para producir riqueza. Basta con entenderla, acompañarla, y dejar que florezca.