¿Se te cae el pelo y pensás que es culpa del estrés o de lavarlo demasiado? No estás solo. Pero según la tricóloga Vanina Gegdyszman, detrás de la caída capilar pueden esconderse desequilibrios que conviene detectar a tiempo. En una charla reveladora al sitio Infobae, la especialista explicó cómo diferenciar entre una pérdida normal y una alopecia, y qué hábitos conviene revisar para mantener una melena saludable.
Primero, una distinción clave: caída no es lo mismo que alopecia. Todos perdemos pelo a diario como parte del recambio natural, pero cuando la pérdida supera lo fisiológico, estamos ante un problema que merece atención. ¿La señal? Si notás más cabello en la almohada, el cepillo o la ducha, es momento de consultar a un especialista y evaluar el estado del cuero cabelludo.
Uno de los mitos más arraigados es que lavar el pelo seguido lo debilita. Gegdyszman lo desmiente con firmeza: una limpieza adecuada es esencial para mantener el equilibrio del cuero cabelludo. La frecuencia, eso sí, debe adaptarse al tipo de piel: si es grasa, el lavado puede ser diario; si es seca, conviene espaciarlo.
¿Y qué pasa con las herramientas de calor? Las planchas, rizadores y secadores no provocan caída directamente, pero sí pueden dañar la fibra capilar. El secador, usado a temperatura media y con movimientos, no representa gran riesgo. La plancha, en cambio, exige más cuidado: protector térmico, pelo bien seco y mechones pequeños son la clave para evitar el quiebre.
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Dormir con el pelo mojado tampoco causa alopecia, pero puede generar caspa, picazón y dañar la fibra capilar por la fricción. La humedad retenida durante horas desequilibra la flora del cuero cabelludo y afecta la calidad del cabello.