Pelo opaco, puntas abiertas y ese frizz que aparece sin pedir permiso... ¿te suena familiar? Si tu melena está pidiendo a gritos un poco de amor, esta mascarilla casera podría ser la heroína inesperada de tu rutina capilar. Y lo mejor: ¡la hacés con lo que tenés en casa!
La exposición constante al secador, la planchita y otros enemigos térmicos convierte al cabello en una víctima silenciosa del quiebre y la resequedad. A esto se le suma el sol implacable, los chapuzones en el mar o en la pileta y el olvido de los cuidados básicos. Pero no todo está perdido, la hidratación profunda puede comenzar en tu cocina y con un solo producto: el vinagre.
Esta mascarilla mágica combina vinagre blanco y aceite de menta para restaurar el brillo, fortalecer la fibra capilar y darle una segunda oportunidad a tu pelo. El vinagre —mejor si es blanco o de manzana— actúa como detox natural, eliminando residuos y equilibrando el pH del cuero cabelludo. ¿El plus? Sella la cutícula y suma luminosidad. Por su parte, el aceite de menta es una joya para las melenas sedientas: refresca, nutre y combate el frizz.
¿Cómo prepararla? Mezclá media taza de vinagre blanco con una cucharada de aceite de menta. Aplicala sobre el pelo húmedo, masajéala con cariño, dejá actuar 20 minutos y enjuagá bien. Una vez por semana es suficiente para notar la diferencia.
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Tu cabello —al igual que tu piel— necesita mimos, agua en cantidad, buena alimentación y tratamientos que lo hagan brillar. Esta receta casera puede ser el primer paso hacia una melena más saludable, fuerte y luminosa. Porque sí, lo natural también puede ser poderoso.