Con apenas 21 años y una raqueta cargada de sueños, Solana Sierra logró lo impensado: tras una actuación electrizante en Wimbledon, donde alcanzó los octavos de final como “lucky loser”, su nombre y su ropa de combate pasarán a exhibirse en el prestigioso museo del torneo londinense.
La marplatense irrumpió en el cuadro principal luego de caer en la última ronda clasificatoria, pero fue beneficiada por la baja de una jugadora. Y lo aprovechó como sólo las grandes lo hacen: sumó cinco victorias resonantes —incluyendo una ante la británica Katie Boulter— y se convirtió en la única representante argentina, hombre o mujer, en llegar tan lejos este año.
Su gesta no sólo llamó la atención del público y la prensa: también conquistó al Wimbledon Lawn Tennis Museum, que la invitó a donar una raqueta y la indumentaria que usó en su último partido. De esta forma, se suma a una galería que ya alberga tesoros como el banco de vestuario de Roger Federer, páginas del diario de Arthur Ashe y vestimenta centenaria de la era victoriana.
Sierra, que debutó en el torneo el 24 de junio con una victoria sin sobresaltos ante la francesa Tessah Andrianjafitrimo, fue construyendo su hazaña paso a paso. Su presencia en el museo no es sólo un homenaje a su tenis, sino también a su resiliencia, temple y espíritu competitivo.
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Con este logro, Solana Sierra no solo se ganó un lugar en las vitrinas de Wimbledon, sino también en la memoria afectiva del deporte argentino. Y quién sabe… tal vez esto sea apenas el prólogo de una carrera destinada a marcar época.