La glicina, también conocida como glicinia o Wisteria, es una planta enredadera que despierta admiración en todo el mundo por su atractivo ornamental.
Originaria de China, Japón, Corea y Estados Unidos, la glicina puede tardar hasta tres años en florecer por primera vez. Pero cuando lo hace, ¡es un auténtico espectáculo visual!
Flores que deslumbran
En primavera y verano, la glicina se llena de vida con preciosos racimos de flores. Imagina cascadas de colores morados, azules o blancos, con espléndidas flores que pueden alcanzar hasta los 30 centímetros. Esta enredadera es ideal para cubrir paredes, árboles, pérgolas y enrejados. ¡Tu jardín se transformará en un rincón mágico!
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Cuidados básicos
Luz: La glicina anhela la luz del sol. Colócala en un lugar amplio y soleado para que florezca en todo su esplendor.
Temperatura: Aunque resiste climas extremos, prefiere zonas templadas. Las heladas no le asustan, pero las temperaturas muy frías pueden afectarla.
Poda: A fines del invierno, dale una poda amorosa. Elimina parte del crecimiento del año anterior para estimular nuevas flores.
Riego: Mantén el suelo húmedo en verano, pero evita encharcamientos. Sus raíces te lo agradecerán.
Suelo: La glicina se siente como en casa en suelos arcillosos y fértiles. Evita el calcáreo.
Advertencia: ¡tóxica pero hermosa!
Las semillas y vainas de la glicina son tóxicas para humanos y animales. Contienen glicina y lectina, compuestos que pueden causar malestar estomacal, diarrea y ardor en la boca. ¡Cuidado con los niños, perros y gatos curiosos!