La Rosa del desierto es una suculenta muy particular que se distingue por su bella floración que, si bien lo más común es encontrarla en un tono rosado, lo cierto es que también pude llegar ser roja o blanca.
Estas características convierten a la Rosa del desierto en una planta ornamental con la capacidad de decorar cualquier ambiente gracias a sus bellísimos colores. Sin embargo, habrá que tener en cuenta los cuidados necesarios para que se destaque sobre el resto.
Esta particular suculenta es originaria de la zona de África y Arabia y a diferencia del resto de su especie, almacena el agua en su tallo y no en sus hojas, por lo que este se irá haciendo cada vez más grueso con el paso del tiempo.
Si bien sus formas no la emparentan con las suculentas, lo cierto es que la Rosa del desierto requiere de los cuidados básicos de la especie para poder brindarnos todos sus bellos colores.
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Luz
Como la mayoría de las suculentas, la Rosa del desierto requiere de una abundante cantidad de luz solar. Esto se debe a que necesita una temperatura alta ya que por debajo de los 10º C comenzará a sufrir. Sin embargo, es conocida por su resistencia al calor.
Riego
A la hora del riego, se recomienda que se realice una vez cada dos semanas (o quizás un poco menos en las épocas de calor extremos) y una vez por mes en el invierno. En todo caso, lo mejor será esperar a que el sustrato este completamente seco para volver a regarla.
Sustrato
En cuanto al sustrato, la Rosa del desierto no tolera los encharcamientos, así que será necesario crear una mezcla que facilite bien el drenaje. Para ello, nos podemos valer de arena de rio o fibra de coco.
Abono
Si bien la plantas no requiere de un suelo con muchos nutrientes, se le puede administrar un abono en la época de verano. En este caso, lo ideal será utilizar una específico para suculentas.
Si sigues estos consejos, seguramente la Rosa del desierto conseguirá crecer de manera adecuada y en su época de floración, podrás deleitarte con sus colores.