Con el paso de los años nos hemos acostumbrado a consumir muchas historias de ficción, las cuales se fueron alimentando a través de algunos mitos y creencias a lo largo de la cultura. Una de ellas es la existencia de gigantes en nuestro planeta.
En torno a ello, si bien nunca hemos podido ver un gigante en persona (algo que contribuye a alimentar el mito), lo cierto es que a lo largo del tiempo la ciencia ha dado algunas muestras que nos podrían llevar a pensar que hubo algo de real en esta creencia.
Con el ánimo de conocer un poco más allá de nuestros antepasados, hoy te traemos algunas pruebas que la ciencia ha recolectado para creer sobre la existencia de los gigantes en el planeta Tierra.
Restos en Bulgaria
Como parte de la investigación arqueológica, en la ciudad de Varna en Bulgaria se encontraron restos fósiles de un verdadero gigante que habría vivido en el siglo IV a. C. dando paso a la posibilidad de su existencia en la vida real. Además, este no fue el único fósil encontrado a lo largo de los años ya que también se hallaron otros similares en Wisconsin.
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Huellas
Como parte de otra teoría para poner en duda el mito, la ciencia también supo prestare atención a varias huellas alrededor del mundo. Por ejemplo, en Chile fueron hallados geoglifos de gran tamaño que según los investigadores, pertenecieron a civilizaciones previas a los Incas. Además, e varias partes del mundo hay identificadas varias impresiones de huellas que tienen una longitud de 1,2 metros y según pruebas de Carbono-14, se estima que tienen entre 200 y 300 millones de años de antigüedad.
Gigantes en las Montañas del Cáucaso
En el año 2008 un granjero comunicó el hallazgo de una cueva la cual habría pertenecido a dos gigantes. Según su relato, en su interior había dos esqueletos de gran tamaño sentados en una mesa. Sin embargo, al llegar los investigadores, dicha cueva había colapsado pero en su interior había restos fósiles que, tras su investigación parcial, de ser huesos humanos pertenecerían a personas con una altura estimada entre 2,5 y 3 metros.
Con estos datos parciales, si bien no se podría afirmar la existencia de gigantes, lo cierto es que tampoco se podría negar. A lo largo de la historia la ciencia ha conseguido muchos avances pero en este caso, ninguno fue tan determinante como para derribar el mito.