¿Quién no adora la sensación de una toalla suave y esponjosa después de una ducha revitalizante? Pero con el tiempo, nuestras fieles compañeras de baño pueden volverse rígidas y malolientes. ¡No te preocupes más! Hoy te revelamos secretos de limpieza que devolverán a tus toallas su frescura y esponjosidad originales.
Las toallas, aunque esenciales, no necesitan una limpieza diaria. Con hacerlo una vez por semana, o cada 10 días, es suficiente. Las toallas de mano pueden necesitar un poco más de atención debido a su uso frecuente.
Lo crucial es que se sequen correctamente después de cada uso. Si tus toallas son grandes, asegúrate de extenderlas bien para que se sequen adecuadamente antes de su próximo uso.
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El lavado perfecto
Para mantener tus toallas suaves y sin olores desagradables, lava todas juntas pero sin sobrecargar la lavadora. Así, el agua circulará bien entre ellas y quedarán perfectamente limpias.
Un truco indispensable es usar solo la mitad de la cantidad de detergente y completar con media taza de vinagre blanco. Este maravilloso ingrediente no solo desinfecta, sino que también ayuda a mantener el color y eliminar olores.
En cuanto al suavizante, úsalo con moderación; cada dos o tres lavadas es suficiente, ya que puede reducir la capacidad de absorción de las toallas.
El toque final
Una vez lavadas, saca tus toallas y, si es necesario, pásalas por la secadora. Finalmente, tiéndelas bien estiradas en un lugar fresco y seco, evitando la luz solar directa para que no se endurezcan.
Truco extra para toallas percudidas
Si tus toallas están muy percudidas y con olor a humedad, el amoníaco perfumado es tu mejor aliado. Sustituye el vinagre por una taza de amoníaco en el lavado y despedirte de las bacterias y malos olores.
Esperamos que estos trucos de limpieza para toallas te sean de gran ayuda y que disfrutes de toallas como nuevas en tu hogar.