Desde el inicio de los tiempos, varias noches al año sobre nuestro cielo aparece la Luna, nuestro satélite natural que variando de formas en relación a la posición del Sol. Pero lo cierto es que ella siempre está ahí ya ha sido objeto de estudio de la ciencia por muchos años.
En ese sentido, se ha podido determinar por medio de la ciencia que la Luna influye directamente en nuestro planeta, siendo uno de los procesos más conocidos el aumento o disminución de las mareas.
Sin embargo, poco se ha podido establecer en cuanto a la influencia del satélite en los seres humanos. Hasta el momento, las teorías que se basan en este tipo de proceso están más abocadas a la astrología que a la ciencia puramente dicha.
No obstante, algunos comportamientos humanos lograron captar la atención de los expertos para buscar una relación entre los cambios de humor y las fases de la Luna.
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Uno de los primeros indicios se dio en 2005, cuando un hombre de 35 años ingresó en la guardia psiquiátrica de Seattle, Estados Unidos, donde el doctor David Avery comenzó a notar que sus bruscos cambios de humor repentino e insomnio comenzaban a tener alguna relación con los cambios lunares, dado que por lo general sucedían sobre el período de Luna llena.
Sin embargo, el doctor no encontró patrones que puedan determinar esta alteración en al comportamiento humano y descartó la posibilidad. Pero años más tarde, un reconocido psiquiatra llamado Thomas Wehr publicó un artículo donde la teoría volvía a aparecer.
El estudio enmarcaba a 17 pacientes que presentaban alteraciones bipolares con una extraña regularidad, lo que también llevó a pensar en la influencia lunar como una posible causa.
La primera influencer
Ante la aparición de dichos indicios, la ciencia comenzó a involucrase en la temática y se llevaron a adelante varios estudios al respecto en la búsqueda de patrones que le permitan sostener las hipótesis plateadas.
Por un lado, en cuanto a la relación entre la luz lunar y las horas de sueño, un estudio realizado en 2013 arrojó como resultado que, bajo un monitoreo de la muestra, los pacientes tardaban algunos minutos más en quedarse dormidos y luego, se despertaban otros 20 minutos antes que lo normal, siempre y cuando la luna llena esté visible en el cielo.
Por otro lado, en cuanto a los cambios bruscos de humor, no se llegaron a recolectar pruebas concluyentes pese a que muchos científicos se han encargado de seguir de cerca a los pacientes.
En ese sentido, la ciencia logró poner de manifiesto que, si bien no se trata de una cuestión universal, puede llegar a ocurrir que algunas personas detecten los leves cambios magnéticos que la Luna desencadena en el planeta gracias a su sensibilidad, influyendo en su estado de ánimo dado que, al analizarse los casos puntuales, las pruebas parecen estar ahí.