La Lantana es un género que abarca más de 100 especies de arbustos, originario de las regiones más cálidas de América del Sur y América Central. Se trata de una planta con muy bella y prolongada floración, que es muy apreciada para el uso ornamental. De hecho, es muy común ver sus racimos adornando los balcones y patios, pero, sobre todo, cultivada en maceta.
Una de las particularidades de estas pequeñas flores es que cambian de tonalidad a medida que pasan los días. Al principio son amarillas, luego se tornan naranjas y, por último, aparece el color rojo. Esta planta puede llegar a medir hasta dos metros de altura, por lo cual se vuelve todo un espectáculo para cualquier jardín. A continuación, te contamos cómo son sus cuidados.
Luz y temperatura
Esta hermosa especie agradece mucho la luz del sol, incluso de forma directa. Si está dentro del hogar, no le convienen las zonas de sombra, mejor que la sitúes en un rincón donde reciba gran claridad natural.
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Por otra parte, hay que tener en cuenta que no tolera largas temporadas de frío, por eso si vives en una zona con inviernos en los que bajan bastante las temperaturas, tendrás que trasladar la maceta al interior o a un invernadero.
Abono y trasplante
Los expertos recomiendan abonar esta planta hacia el final del verano y en otoño. No es bueno hacerlo si las temperaturas son muy altas ya que es cuando florece y esto lo interrumpiría.
Por otra parte, conviene trasplantarla cada dos años y siempre al comienzo de la primavera. En la nueva maceta debes poner un sustrato que sean en 60% akadam y el 40% restante arena.
Riego
La Lantana no es muy exigente con el riego, pero deben ser regulares. Lo importante es mantener la humedad de la tierra. Se recomienda dejarla secar totalmente entre riegos. En otoño debes reducir la frecuencia y, en invierno, bastará con pasar a una vez al mes porque en este periodo entra en latencia.
Plagas y enfermedades
Las que más suelen afectarle a esta planta son la mosca blanca y la araña roja, las cuales sueles aparecer en verano. Sin embargo, al tratarse de una especie que atrae a polinizadores mantiene a raya las plagas del pulgón y otras habituales en los exteriores.