La relación entre Jorge Rial y su hija Morena atraviesa sin dudas su peor momento, sumidos en una crisis que parece no tener retorno. Si bien se vienen lanzando munición pesada desde hace largo rato, en las últimas horas salieron a la luz rituales umbandas que realizó la mediática Morena en donde habría pedido por el fallecimiento de su padre.
En un móvil con LAM, fue Melina, ex amiga y niñera del hijo de Morena Rial, quien brindó detalles de los ritos umbandas que realizó la joven en Córdoba y Buenos Aires, donde además de pedir por el regreso a su vida de Maxi, su ex pareja, habrían existido deseos oscuros en contra de Jorge Rial.
Jorge Rial rompió el silencio
Una vez más con un móvil de LAM como intermediario, buscaron al conductor de “Argenzuela” para conocer qué opinión le competen estas “fuerzas del más allá” y los deseos que ha pedido su hija mayor. “Yo ya sabía todo, no me sorprendió nada” disparó.
"Una vergüenza me dio todo esto. Es fuerte escucharlo en boca de otro. Ahora se están dando cuenta de las cosas, nunca mentí e intenté hacer bien las cosas” sentenció Jorge Rial, visiblemente dolido y molesto por la situación que está viviendo Morena en los medios.
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Sin temor alguno por posibles represalias, Jorge Rial aseguró que descree por completo en esos rituales. “Creo que un momento de calentura se dicen cosas. No creo en esas cosas, pero en un momento de calentura, uno hace cualquier cosa, sobre todo en esos ámbitos que son oscuros” añadió.
Con lo que sorprendió en sus declaraciones para LAM, fue confirmando que con Morena están retomando el diálogo. Y sin ir más lejos, luego de las polémicas de los últimos días le envió un mensaje a su hija, donde le remarca la palabra “aprender”. “Los mismos lugares que te levantaban, te daban manija y todo, hoy te están castigando” completó el conductor.
Parece difícil pensar una reconciliación familiar en el corto plazo, pero las intenciones de parte de Jorge Rial están, teniendo en consideración lo que ha sufrido este último tiempo por sus explosivas declaraciones. El primer paso ya está dado: el conductor se reencontró con su nieto y las bases están sentadas; queda mucho diálogo por delante y ánimos más conciliadores dentro de la familia.