A la hora de reproducir nuestras plantas, las técnicas de jardinería que se pueden llevar a cabo son muchas. Quizás las más comunes son la de germinación de una semilla o la reproducción por esquejes.
Si bien ambas suelen tener su grado de complejidad, los esquejes es una de las técnicas de jardinería más usadas para generar una planta igual al modelo madre desde donde partimos.
Esta técnica de jardinería para reproducir plantas consta de un principio bastante básico y sencillo. La idea es cortar un gajo y proporcionarle los recursos necesarios para que muestre sus raíces nuevas con el fin plantarla nuevamente en la tierra.
Lo cierto es que, para que esta técnica de jardinería de sus frutos, hay que tener en cuenta algunos consejos básicos. En ese sentido, aquí te enseñaremos a multiplicar tus plantas hasta el infinito siguiendo algunos pasos.
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La técnica del esqueje
De más está decir (o no) que lo fundamental a tener en cuenta es saber cual es la planta a reproducir. Lo primero será cortar un gajo, el cual debe ser en forma diagonal y por debajo del nudo, llegando a tener un tallo de aproximadamente 20 centímetros. Este punto es importante dado que en dicho nudo será desde donde nuestras raíces crecerán con más fuerza.
La idea es limpiar el cabito de nuestra planta, dejando unos pocos centímetros por debajo del primer nudo que encontremos. Allí, también nos aseguraremos de retirar todas las hojas dejándolo lo más expuesto posible.
Por encima, la técnica de jardinería nos recomienda podar o recortar las hojas para que nuestra planta concentre toda su energía en generar las nuevas raíces en vez de mantener el follaje.
Una vez que tengamos el esqueje limpio, lo único que nos queda es colocarlo en agua asegurándonos de que el nudo quede por debajo y a la espera que muestre sus primeras raíces al punto tal de que sean lo suficientemente largas como para mantener a la planta en la tierra.
Algunas consideraciones
Si bien la técnica de jardinería resulta bastante sencilla, habrá que tener en cuenta algunos aspectos para garantizar el éxito de nuestra futura planta.
La primera es la cuestión climática. Para ello es necesario que las temperaturas sean lo suficientemente estables, por lo que se recomienda evitar la temporada de invierno o verano para implementar esta técnica de jardinería.
Una vez que nuestro esqueje se encuentre en el agua, habrá que cerciorarse de que esté en un lugar bien iluminado pero que no reciba sol directo. También se debe controlar el agua dado que la aparición de las raíces puede llevar algún tiempo. En ese caso, habrá que cambiarla cuando se vea turbia.
Por último, una vez que el esqueje tenga las raíces necesarias, se podrá trasplantar a la tierra pero siguiendo la misma línea, o sea, evitando un sol directo y dándole luz de manera progresiva.
Poné en práctica esta técnica de jardinería y multiplicá todas tus plantas hasta el infinito a partir de esquejes y utilizando nada más que agua.