El pasado 30 de octubre, Aitana Bonmatí se convirtió en la cuarta mujer en ganar el Balón de Oro Femenino, distinción que se entrega desde 2018 en reconocimiento a la mejor futbolista del año.
Sucede que Aitana Bonmatí recibió el galardón por su notable desempeño durante la última Copa del Mundo, con tres goles y dos asistencias que le permitieron a España consagrarse campeón; pero además por su brillante papel en el Barcelona FC.
La centrocampista tuvo sus primeros pasos en el fútbol en Club Deportivo Ribes y más tarde en el CF Cubelles, en donde fue la única mujer en medirse con el resto de los niños, motivo por el cual tuvo que soportar más de un insulto.
Afortunadamente, los cazatalentos del Barcelona FC pusieron sus ojos en ella, debido a la habilidad que demostraba tener en cada una de sus gambetas, y a los 13 años comenzó un recorrido colmado de gloria en la institución culé.
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Desde entonces, en base a su amplia visión de juego y sentido de la estrategia, Aitana ha conseguido ganar dos Champions League, tres ligas, tres supercopas de España y cuatro copas de la Reina.
Ante esto, y tras colgarse la medalla de campeona del mundo durante la última cita mundialista, podríamos decir que, sin lugar a dudas, la joven de 25 años de edad es justa merecedora del Balón de Oro Femenino.
Al mismo tiempo, es importante que Aitana sobresale del resto por su desempeño en ambas bandas del campo de juego y porque exhibe una habilidad notable con ambas piernas, lo que le ha permitido ser parte de las páginas doradas en el fútbol español y europeo.
Sin embargo, más allá de ser una extraordinaria futbolista, Aitana ha demostrado lo mucho que se ocupa por crecer intelectualmente y por eso estudió Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y un Máster en Gestión Deportiva.
Según sus propias palabras, estos valores por la cultura y la educación los adquirió de sus padres, Rosa y Vicent, docentes jubilados que le han inculcado la lectura desde sus primeros años de vida, además de brindarle su apoyo incondicional en su deseo de convertirse en futbolista.
En definitiva, la española se siente sumamente orgullosa del apoyo de sus progenitores y en cada nota que brinda expresa el amor por sus raíces, lo que la llevan a tener siempre presente a Sant Pere de Ribes, el pueblo en donde creció y del cual no se quiere marchar.
Entonces, para que no queden dudas de que la jugadora es la estrella de un pueblo de no más de 30 habitantes, las autoridades decidieron homenajearla asignándole su nombre al campo de fútbol en el que dio sus primeros pasos.
Durante esa jornada de homenajes, Aitana se expresó emocionada por el reconocimiento, pero principalmente por encontrar decenas de niñas jugando al fútbol, distinto de lo que sucedía cuando ella se inició en el deporte.
La coincidencia más hermosa
Cuando la futbolista recibió su Balón de Oro, tuvo la fortuna de coincidir en el evento con Lionel Messi, a quien vio mientras crecía y se formaba en las inferiores del Barcelona FC. Lo hermoso, y que denota su notable crecimiento, fue que mientras su ídolo recibía su octavo galardón, ella recibía el primero. Ambos surgieron en el conjunto blaugrana y hoy disfrutan del premio individual más importante del mundo del fútbol.
“Con el mejor de todos los tiempos.”
Al compartir la foto con el astro rosarino en su cuenta personal de Instagram, Aitana Bonmatí lanzó un contundente elogio para el futbolista, quien la felicitó por esta merecida distinción. Además, la jugadora dijo en diálogo con “Sport” que “estar al lado de él fue algo único”. Admiración total por “La Pulga”.
Pionera hasta en su apellido
La historia de Aitana trasciende lo deportivo, ya que durante sus primeros 16 meses de vida llevó los dos apellidos maternos porque la legislación española impedía poner primero el de la madre y segundo el del padre.
Sin embargo, tras una larga lucha judicial de sus progenitores, Aitana pudo llevar primero el apellido Bonmatí, que es el de su madre, y en segundo lugar el apellido Conca, que es el de su padre.
Entonces, desde 2020 las normas cambiaron y todas las familias españolas pueden elegir si ponen primero el apellido de la madre o del padre, algo en lo que Aitana Bonmatí también fue pionera.