Dentro del amplio espectro que abarca la ciencia, el conocimiento de la flora y la fauna que nos rodea sigue dando nuevas muestras de su evolución constante.
En este caso, los protagonistas de un reciente descubrimiento son los investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia los cuales aportaron nuevos datos para el mundo de la ciencia.
El objetivo principal que motivó a estos investigadores fue recopilar información de las diversas especies de abejas que vuelan por el extenso suelo argentino. Así, fueron revelando datos en varias provincias del país llegando a una conclusión sorprendente.
Según los datos que nos ha dado la ciencia, en la Argentina existen cerca de 1.200 especies de abejas documentadas y estudiadas. Sin embargo, los investigadores buscaron posar su búsqueda en un grupo determinado.
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“En este trabajo nos enfocamos en un grupo de abejas del subgénero Chrysosarus, incluido en el gran género Megachile. Algo que caracteriza a la mayoría de las hembras dentro de Chrysosarus es que no poseen filos cortantes entre algunos dientes de sus mandíbulas” dijo Juan Pablo Torretta, docente de la cátedra de Botánica General de la FAUBA e investigador del Conicet.
Sin embargo, a la hora de la observación hubo un dato que alarmó a los investigadores. Dentro de la muestra, aparecieron ocho abejas que si contaban con esos filos cortantes y finalmente, descubrieron que cuatro de ellas eran nuevas para la ciencia.
Mejor solas
En base a al dato relevante, los expertos buscaron conocer más sobre esta nueva especie y encontraron que, a diferencia de otras, estas abejas preferían andar solas y crear nidos con barro y pétalos.
Por último, los investigadores manifestaron que continuarán con el seguimiento de estas nuevas especies de abejas con la finalidad de reconocer cuál es el impacto en los cultivos de la región pampeana gracias a su poder polinizador. De esta manera, la ciencia se pone al servicio de la evolución humana y del ecosistema.