A través de nuestra historia, la ciencia se ha encargado de fundamentar con datos certeros la importancia de las plantas y árboles que nos rodean, los cuales garantizan la vida en el planeta Tierra.
En gran parte, esto se debe a que las plantas son las responsables de crear el oxigeno para que el resto de los seres vivos sobrevivamos en este mundo. Sin embargo, la ciencia arrojó nuevos datos al respecto que seguramente te sorprenderán.
En esta línea, siempre se ha creído que los árboles son los principales generadores de oxigeno. Esto se basa en el proceso conocido como fotosíntesis propio de cualquier planta que habita este mundo.
A diferencia de los humanos, las plantas absorben el dióxido de carbono del aire y liberan oxígeno a la atmósfera terrestre, generando un ecosistema único e irrepetible por lo menos hasta el momento.
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No obstante, esta función siempre fue atribuida a los grandes árboles que embellecen nuestro mundo. Ahora, la ciencia advierte que no son los principales generadores de oxígeno como se creía.
El dilema del tamaño
Según algunos estudios recientes, la ciencia logró determinar que el mayor oxígeno que se encuentra en nuestra atmósfera proviene de las pequeñas plantas que rodean a estos gigantescos árboles.
La relación para llegar a esta conclusión parece ser bastante simple. Un árbol solo tiene la capacidad de generar el proceso de fotosíntesis en sus hojas, dejando de lado todo lo que pueda suceder dentro del tronco principal.
En cambio, la mayoría de plantas de hojas verdes es capaz de utilizar todo su cuerpo para conseguir el cambio de dióxido a oxígeno, jugando un papel fundamental en el ecosistema. A ellas se les suma el fitoplancton que libera entre el 50 y el 85 % de todo el gas respirable de la Tierra.
Futuro incierto
En la actualidad, el planeta entero viene atravesando un complejo momento, debido a que la contaminación y el calentamiento global están comenzando a dar muestras de deterioro en el ecosistema, el cual ya no da abasto para autorregularse solo.
Los intensos cambios en el clima y el aumento desmedido del calor global ponen en riesgo el proceso de fotosíntesis y por ende, la vida en la Tierra.
A partir de ello, si bien la ciencia busca diversas soluciones para sostener la vida de la manera que la conocemos, lo cierto es que requiere del compromiso de la raza humana para llegar a buen puerto.