Lionel Messi encendió las alarmas tras salir lesionado en el partido entre Inter Miami y Necaxa. A los seis minutos de juego, un contacto por detrás del español Raúl Sánchez lo dejó fuera de combate: cayó dentro del área, intentó continuar, pero a los diez minutos pidió el cambio y se marchó directamente al vestuario. El diagnóstico oficial habla de una “lesión muscular leve” en la pierna derecha, sin plazos definidos, aunque se estima que su recuperación tomará algunos días o semanas.
La preocupación no solo se instaló en Miami, sino también en Buenos Aires. La Selección Argentina se prepara para la última doble fecha de Eliminatorias Sudamericanas, con partidos ante Venezuela (4 de septiembre) y Ecuador (9 de septiembre). Y aunque Inter Miami no precisó tiempos de baja, fuentes cercanas al entorno del jugador aseguran que, si la evolución es favorable, Messi estaría disponible para vestir la celeste y blanca.
El golpe, producto de un intento de intercepción de Sánchez, impactó en la rodilla del capitán argentino, quien ya venía acumulando una carga física importante. A sus 37 años, el cuerpo técnico de Lionel Scaloni sigue de cerca su evolución, sabiendo que su presencia no solo aporta fútbol, sino liderazgo y mística.
Mientras tanto, Messi continúa con tratamiento conservador y reposo, esperando la luz verde médica. En caso de no llegar, Scaloni baraja alternativas como Lautaro Martínez, Julián Álvarez o Thiago Almada para ocupar su lugar en el esquema ofensivo.
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La incógnita sigue abierta, pero el deseo es claro: que el “10” vuelva a ponerse la camiseta de la Selección en septiembre. Porque cuando Messi está en cancha, Argentina juega con uno más.