Según las cifras del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, un argentino promedio produce aproximadamente 1,15 kilos de basura por día, muchos de los cuales tranquilamente podrían servir para transformar en un valioso compost para las plantas de nuestra huerta urbana o jardín.
Lo bueno es que, además de ser una práctica sumamente beneficiosa para el medio ambiente y las plantas, el compost es sumamente sencillo de realizar con los residuos domésticos que generamos a diario en nuestro hogar.
Sucede que el producto que podemos obtener a partir de diferentes materiales de origen orgánico contiene una gran cantidad de nutrientes, como nitrógeno, fósforo y potasio, los cuales ayudan a mejorar la estructura del suelo, debido a que permiten una mejor circulación de aire y agua en las plantas.
Entonces, si quieres comenzar a realizar esta práctica que reduce considerablemente la cantidad de basura que va a los desagües y ayuda a disminuir la contaminación, lo primero que debes tener en cuenta es que no todos los desechos son útiles para el compost.
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Para obtener un material rico en nutrientes tras la acción de los microorganismos que descomponen la materia orgánica, debemos compostar restos de frutas y verduras, cáscaras de huevo trituradas, restos de café, filtros de té, sobras de comida sin aceite ni grasa.
Al mismo tiempo, podemos añadir también a nuestro compost las hojas secas, los restos de césped, las ramas pequeñas trituradas y todas aquellas plantas muertas que encontremos en el jardín.
Finalmente, cuando veamos que nuestro compost se ve de color marrón oscuro, no tiene olor fuerte, no hay gusanos y no se aprecian restos de productos sin descomponer, significa que nuestro material está listo para nutrir las plantas de nuestra huerta urbana y jardín.
Para dejar de lado
Como ya mencionamos los productos que puedes incluir en tu compost, ahora mencionaremos aquellos que debes evitar a como dé lugar ya que pueden perjudicar la composta.
Entre ellos aparecen las carnes, los productos lácteos, plantas enfermas, materiales químicos, ceniza de carbón, harinas o panes, excrementos, grasas o aceites, materiales sintéticos y colillas de cigarrillos.
En conclusión, si omitimos estos productos, podremos tener la tranquilidad de saber que el compost que obtuvimos será sumamente beneficioso para todas las plantas que tengamos apostadas en el jardín y las que están creciendo en nuestra huerta urbana.