En la última década, los investigadores y científicos pusieron sus ojos sobre dos especies florales: Deschampsia antárctica y la Colobanthus quitensis, ambas originarias de la Antártida.
La cuestión por la que los ojos de la ciencia recayeron sobre la Deschampsia antárctica y la Colobanthus quitensis se debe a un indicador poco común en la Antártida, considerada la zona más fría del mundo.
En principio, vale decir que la Deschampsia antárctica es una hierba y la Colobanthus quitensis, una planta de la que surgen unas pequeñas flores amarillas. Pero lo cierto es que este último dato se conoció durante esta última década, aumentando la preocupación en la comunidad científica.
En el año 1983 se estableció el récord histórico de la temperatura más baja registrada en la Antártida llegando a los -89.2º C. Esto indica que, con esos niveles térmicos, las plantas autóctonas debieron adaptarse para sobrevivir en este ecosistema tan particular.
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Pero tanto la Deschampsia antárctica como la Colobanthus quitensis lo han conseguido, a punto tal de que consiguen generar la fotosíntesis en temperaturas bajo cero e incluso cubiertas de nieve.
Sin embargo, a partir del año 2009, ambas especies consiguieron crecer y reproducirse diez veces más rápido de lo que lo hacían hasta el momento e incluso llegar al punto de mostrar su floración.
Un grado
La floración de la vegetación autóctona de la Antártida llamó la atención de los científicos y en la investigación, lograron demostrar que la temperatura promedio de la zona había aumentado en un grado a partir del 2009.
Esta variación impactó de lleno en el proceso de la plantas, logrando aumentar su capacidad de floración. No obstante, por otro lado nos deja una prueba irrefutable que el calentamiento global crece a escalas gigantescas, logrando reducir la temperatura de la Antártida, la zona más fría del mundo.