En el corazón de Barcelona se levanta una de las obras más fascinantes y enigmáticas del mundo: la Basílica de la Sagrada Familia. Su silueta inconfundible, entre torres que rozan el cielo y fachadas cargadas de simbolismo, lleva más de 140 años en construcción… ¡y finalmente está por ser terminada en el año 2026, justo en el centenario de la muerte de Antoni Gaudí!
Este templo expiatorio comenzó a construirse en 1882. Un año después, Gaudí asumió el proyecto y lo transformó en su legado más poderoso: una fusión única entre el gótico tardío, el modernismo catalán y la inspiración de la naturaleza como guía arquitectónica.
Cuando esté terminada, la Sagrada Familia contará con 18 torres: 12 dedicadas a los apóstoles, 4 a los evangelistas, una a la Virgen María y la central a Jesucristo, que alcanzará los 172,5 metros, convirtiéndose en la iglesia más alta de Europa.
Cada fachada es una historia en sí misma:
La del Nacimiento, repleta de vida y detalles
La de la Pasión, sobria y dramática.
Y la futura fachada de la Gloria, la más monumental de todas
Gaudí dedicó los últimos 15 años de su vida exclusivamente a este templo, viviendo casi como un monje dentro del taller. Hoy, sus planos, maquetas y visión continúan guiando a arquitectos, artesanos y artistas en esta obra sin igual, financiada enteramente por donaciones y entradas de visitantes.
Un dato más: La Sagrada Familia fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y en 2010 el Papa Benedicto XVI la consagró como basílica menor.
Cada piedra, cada curva y cada color tienen un mensaje. Visitarla no es solo admirar un edificio: es ser testigo de un milagro en construcción.
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