El lunes pasado, Aníbal Fernández asumió como ministro de Seguridad. Antes de ser sustituida, su antecesora, Sabina Frederic, le presentó las estadísticas oficiales de los hechos delictivos ocurridos en Argentina durante 2020.
Las cifras oficiales suelen quedarse cortas ya que muchos delitos no son denunciados. Más allá de ese margen de incerteza, el año pasado hubo, según datos oficiales, al menos 22.076 abusos sexuales y violaciones.
Las estadísticas señalan que, durante 2020, más de 60 mujeres por día pudieron denunciar haber sufrido en carne propia crímenes sexuales.
Dichos delitos y los homicidios fueron los dos crímenes que aumentaron en el contexto de crisis sanitaria y económica mundial. En una correlación de fuerzas delictivas, disminuyeron otros como los robos.
La pandemia de coronavirus no solo cosechó una crisis sanitaria y económica a nivel mundial, también hizo que ese eslabón del que forman parte las mujeres quedara expuesto a sufrir violencias sexuales, por ejemplo, al deber hacer cuarentena con sus propios agresores.
La mayoría de las personas en situación de pobreza más honda en el mundo son mujeres y las personas que concentran más riqueza en todo el planeta son varones. Por eso, las mujeres padecieron una doble vulneración en el contexto de pandemia: la de la economía global y la feminización de la pobreza.
Para hacerle frente a esta escalada de violencia machista durante la pandemia hay que abordar el problema desde una perspectiva integral, y no hay esfuerzos que sean suficientes. La buena noticia es que hoy reabrieron las inscripciones para el Programa Acompañar, que representa una asistencia para mujeres y para integrantes del colectivo LGBTTTIQ+ que se encuentren en situación de violencia por motivos de género. El plan incluye una prestación equivalente a un Salario Mínimo Vital y Móvil durante seis meses.