Carlos Jáuregui nació bajo el cielo de La Plata un 22 de septiembre de 1957 y murió un día como hoy pero de 1996. Es por eso que hoy se celebra el Día del Activismo por la Diversidad Sexual, en homenaje a la inclaudicable lucha para conseguir derechos para la comunidad LGBT en Argentina.
Primeros años
“Estos que me cuestionan y que me critican, indudablemente, son una basura, ¿pero acaso necesito del permiso de los otros? Si este es mi deseo, es mi vida… ¿a quién voy a pedir autorización para vivirla como quiero? ¿Qué voy a hacer? ¿Ocultarme, esconderme?” se preguntaba Carlos Jáuregui en medio de un contexto bastante complicado para el colectivo LGBT, en el que no habían derechos ni regulaciones para las minorías de identidades disidentes.
Es a través de estos cuestionamientos constantes, y sus ganas de mostrarse al mundo, que lo llevaron a establecer una lucha visible, a nombrarse y a convocar a más militantes para conseguir derechos para las diversidades sexuales.
Comunidad Homosexual Argentina (CHA)
Jauregui fue el primer presidente de la CHA entre 1984 y 1987. Y con esta organización política llevó adelante la primera marcha del Orgullo en 1984, inspirado por lo que había visto años antes (1981) en un viaje a París:
Gays por los Derechos Civiles
Jáuregi decidió militar más activamente los derechos civiles del colectivo LGBT, y es en ese momento de su vida, en 1991, que fundó la asociación Gays por los Derechos Civiles.
Lo acompañaron sus amigos de militancia Marcelo Ferreyra y César Cigliutti, con quienes también llevó adelante la visibilización de la problemática del SIDA en nuestro país.
Es a través de esta asociación que llevaron al Congreso el primero proyecto de asociación civil que, claramente, no fue aprobado.
Fuente: (Omar Espíndola)
La lucha por la no discriminación
Jáuregui fue uno de los primeros militantes que se organizaron con compañeros y compañeras para asistir a medios de comunicación, escribir cartas de opinión en diarios y realizar las marchas del orgullo para generar impacto en una sociedad discriminadora.
Claro que los sectores más rancios de la sociedad, como la Iglesia católica, pusieron el grito en el cielo: uno de los ejemplos más claros fueron los dichos del cardenal y arzobispo de Buenos Aires Antonio Quarracino, que dijo que los homosexuales debían ser "encerrados en un ghetto” y, además, expresó: “Son una sucia mancha en el rostro de la Nación”.
Fuente: (24Monch)
Frente a sus dichos, Jáuregui fue implacable, y presentó querellas ante la Justicia que fueron ignoradas porque no había leyes antidiscriminatorias para refutar los dichos de la autoridad de la Iglesia católica.
Sin embargo, las palabras de Carlos Jáuregui siempre quedarán ardientes en nuestra memoria:
Seguiremos luchando por alcanzar una vida más digna, porque sin libertad sexual no existe libertad política. En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política
El legado de Jáuregui
Es innegable que quienes lucha por una sociedad con más derechos para las diversidades sexuales tienen como referente de nuestro país a Jáuregui, que nos mostró que lo que no se nombra no existe y, a través de esa premisa, logró imponer en la agenda mediática las problemáticas de ser gay en Argentina, para que las futuras generaciones sigan la lucha desde su legado inigualable.
Carlos Jáuregui murió el 20 de agosto de 1996 a causa del SIDA. El “puto inolvidable” murió rodeado de sus amigos militantes. Ese día, decenas de personas acompañaron su cortejo fúnebre desde Plaza de Mayo hasta el Congreso y, finalmente, al Cementerio de la Chacarita.
Fuente: (archivodichiara)
“Un Puto Inolvidable”
Es una película documental, que cuenta la historia de vida de Carlos Jáuregui desde sus primeros años de militancia hasta sus últimos días, con material de archivo excepcional y con entrevistas a sus amigos más cercanos.
El documental muestra a la Argentina de esa época, en la que la militancia LGBT era fundamental para que las diversidades no sean discriminadas y, sobre todo, para conseguir derechos que avalen las libertades sexuales.
Fuente: (Lucas Santa Ana)