La jornada del 13 de agosto de 2021 será recordada como el histórico día en el que se condenó al represor Jorge "Tigre" Acosta a 24 años de prisión. Esto tuvo lugar en el marco de la causa por la que se juzgaron delitos sexuales cometidos contra tres detenidas en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) —que funcionó como centro clandestino de detención durante la última dictadura militar—.
Pero no solo se condenó a Acosta, sino que también se sentenció a Alberto González a 20 años de prisión, por haber formado parte del grupo de tareas 3.3.2 de la ESMA como agente de inteligencia.
Ambos veredictos fueron emitidos en el Tribunal Oral Federal 5, donde se venían llevando a cabo los juicios de manera virtual (por la pandemia de coronavirus) desde el 27 de octubre de 2020.
Las condenas
Se dictaron por “violación agravada, por haber sido cometida en concurso de dos o más personas, reiterada en —al menos— diez oportunidades”.
Además se dictaron sentencias por “abuso deshonesto, privación ilegítima de la libertad y tormentos”. Estos delitos se consideran imprescriptibles ya que son de lesa humanidad.
Fuente: (Televisión Pública Noticias)
Las penas
Se impartieron las penas de prisión perpetua para Jorge "Tigre" Acosta y para Alberto González. Las penas fueron en ambos casos unificadas, porque ambos represores ya tenían juicios previos por delitos de lesa humanidad.
Ahora, hay que esperar hasta el 12 de octubre, día en el que se conocerán los veredictos para los represores de la ESMA.
Delitos sexuales en la última dictadura militar
Sergio Torres, ministro de la Suprema Corte de Justicia bonaerense, investigó y procesó a los represores mientras fue juez federal en el contexto del segundo juicio oral de la denominada megacausa —momento histórico en el que se empezaron a investigar delitos sexuales que tuvieron lugar en la ESMA—.
Estos delitos aberrantes empezaron a juzgarse desde el año 2012, cuando el Ministerio Público Fiscal de la Nación impulsó la persecución penal de los agresores y represores de la dictadura militar del 76.
El primer represor condenado por delitos sexuales fue Gregorio Rafael Molina, que operaba en "La Cueva", la cual funcionaba como centro clandestino de detención.
“Putas y guerrilleras”
Myriam Lewin, una periodista que estuvo detenida en la ESMA, escribió el libro “Putas y guerrilleras”, en el que brinda los testimonios de mujeres que, además de ser detenidas clandestinamente, tuvieron que sufrir abusos sexuales.
Es con este libro que muchas de las historias fueron conocidas y pudieron ser investigadas más a fondo para llegar a una condena. Al conocerse la sentencia, Lewin expresó para Télam:
“Hay muchas compañeras que aún hoy no pueden hablar de lo que les hicieron, de lo que les pasó, porque no comprenden que si no se hubieran sometido, hubieran sido pasajeras de algún vuelo de la muerte. Hoy, por fin, como otros represores, el jefe del grupo de tareas de la ESMA y uno de los oficiales, fueron condenados por violadores. Ladrones de bebés, ladrones de propiedades y delincuentes sexuales. Hoy es un día histórico, reparador para todas las mujeres, no solamente para las sobrevivientes de los campos”.
Fuente: (Televisión Pública Noticias)