Las efemérides que señalan fechas de muerte tienen la costumbre agridulce de hacernos recordar. Hoy le rendimos homenaje a quien representa un símbolo para la clase laburante. “Gobernar es crear trabajo”, decía Perón.
En la vasta seguidilla de presidentes, nadie brilla como Juan Domingo Perón en el sillón de Rivadavia. Símbolo de la esperanza de un pueblo trabajador a ultranza, el recuerdo del General sigue vivo en la memoria del pueblo trabajador argentino.
Parado de manos frente al capital mundano que históricamente vulneró a quienes pusieron el lomo, Perón dejó un legado que lo trasciende y que fue tomado hace 18 años por la sucesión de mandatos de Néstor y de Cristina.
El trípode de la idiosincrasia peronista está erguido con una fuerza de mandato bíblico: Soberanía Política, Independencia Económica y Justicia Social rumbo a la construcción del Estado de Bienestar.
La estatización del ferrocarril, la creación del Ministerio de Salud y los derechos laborales que echaron raíces en el Estatuto del Peón son apenas algunos de los componente de “la realidad efectiva que debemos a Perón”, según las estrofas de la marcha peronista.
Por mucho que trabajáramos, no tendríamos descanso dominical, asistencia médica, vacaciones pagas, jornadas laborales de 8 horas ni indemnización por despidos de no haber sido por la voluntad política de “ese varón argentino”.
El justicialista prometió y cumplió, acotó el camino hacia la victoria segura y definitiva de una Patria justa, libre y soberana. Transformó en partido policlasista su interpretación y su atención a las necesidades de trabajadores y de trabajadoras que convirtió en derechos.
Al final de cuentas, edificó una doctrina humanista que todavía persiste en la ternura que aportó su esposa Evita. La imagen de Perón sigue siendo el reflejo de la alegría popular, la esperanza del pueblo trabajador y la ruptura de las jerarquías que pretendía que las y los laburantes no subieran al tranvía.
Perón se ensalza en las patas en la fuente, cansadas de tanto caminar hacia la lealtad; pero el peronismo también late en la pelota, en la muñeca y en la bicicleta que les llegaba por correo a las criaturas que no las podían comprar.