La pandemia puso, en muchos casos, a papás más tiempo en casa: eso profundizó la crisis que dejó sobre la mesa el cambio de época. Los tradicionales roles se terminaron de volver polvo cuando la familia quedó cara a cara y bajo el mismo techo, en un mundo que ya había cambiado.
Aquél modelo tradicional de hombre proveedor y alejado de las cuestiones domésticas entró definitivamente en crisis con la pandemia. Muchas familias se reorganizaron para descifrar cómo generar ingresos en la nueva realidad, y quedó más explícito que el rol de quien trae el sustento ya no es exclusivo de los hombres.
Es necesario, aún hoy, que se aborden las tareas de la casa, eludidas históricamente y relegadas a las mujeres "porque sí". No es justo calificar la higiene de una casa, la elección del plato para comer o cómo se comportan los hijos, si uno no se involucra en cada una de esas u otras materias.
Esa resistencia al cambio nos puede ayudar a tratar de entender, a romper moldes con los que, tal vez, no se acuerdan. Y aunque modificar las formas no es sencillo, es necesario comenzar el camino para lograr una casa, un barrio y un mundo más justo.
Fuente: (Telefé)
Ese mundo que cambió también nos lo cuentan a gritos las mujeres. El oído terco o acostumbrado a la estructura "de siempre" se resiste: pero ahí están los hijos también para marcar el error de concepto. Fundamental será, entonces, dejarse ayudar y elevar el tono de una discusión y un problema del que somos parte.
Forzar a los niños a ver ese mundo que nos inculcaron y ya no existe, parece un error. Aunque parezca aterrador, la mirada en conjunto y la construcción de valores novedosos sugiere una tarea constructiva, tanto para padres como hijos. El aprendizaje será necesariamente para las dos partes, como antesala de una realidad que obliga a tener la cabeza lo más abierta posible.
La nueva paternidad y el Estado
También será tarea del Estado acompañar las transformaciones de índole social. Y si no surgen por su iniciativa, será mediante el reclamo que deberá hacerse camino un nuevo paradigma, como la presentación de esta semana desde la campaña Paternar: es un espacio que nuclea a varias organizaciones de varones, como el Instituto de Masculinidades y Cambio Social, el colectivo de Varones Antipatriarcales, Privilegiados y el grupo Paternando.
La iniciativa reclama extender las 48 horas que tiene un hombre como su única licencia por paternidad, que están establecidas desde 1974. Desde la campaña sostienen lo siguiente: "Los feminismos y los movimiento de diversidad sexual generaron un contexto que nos interpela a los varones, y el sistema de licencias actual se basa un modelo tradicional de familia que ya no está vigente y reproduce desigualdades".