Como es habitual, Soledad Acuña, ministra de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), sacó a relucir su desprecio por la clase laburante, por la docencia y por la comunidad educativa. La jugada pareciera ser una estrategia para la campaña electoral de Juntos.
Esta vez, el método de amedrentamiento que eligió la ministra fue filmar a docentes que se manifestaban, en la Escuela 19 del Distrito Escolar 19, en contra de la visita de un funcionario que fue responsable de la "presencialidad criminal" que les valió la vida a 35 docentes y auxiliares durante la pandemia.
Se trata de Fabián Capponi, director general de Escuelas, quien asistió a la mencionada institución y, durante su trayecto, hubo docentes que repudiaron las políticas de ajuste y de vaciamiento del Ministerio de Educación.
Al respecto, el secretario adjunto de la Asociación de Enseñanza Media y Superior (ADEMyS), Jorge Adaro, destacó: “Capponi miente cuando dice que no lo dejamos entrar en la escuela”. Luego, añadió: “Él hizo la recorrida y cuando se retiraba repudiamos su visita".
En ese sentido, Adaro se explayó: "A los 40 minutos, regresa con otra persona que empezó a filmar todo, nosotros volvimos a decirle lo que pensamos de su gestión y a los pocos días salió el escrache y las amenazas de Acuña por sus redes".
Acuña amenazó y escrachó a ese grupo de docentes a través de sus redes sociales. En respuesta, la comunidad educativa organizó una jornada de apoyo a laburantes de la educación y realizó un abrazo simbólico a la escuela.
Cada vez que hay un ataque a la integridad docente, el colectivo educativo responde con unidad, movilización y solidaridad. Para la funcionaria, las y los docentes son objetos de burla que frecuentemente expone y estigmatiza.
A propósito, en noviembre de 2020, la barilochense había agraviado al sector laboral de su cartera, señalando que los docentes se recibían “cada vez más grandes de edad", y que no tenían vocación sino que elegían la docencia por haber fracasado antes en otra cosa.
En esa ocasión, además, Acuña había apuntado a que la clase docente provenía de "los sectores más bajos socioeconómicos", como si eso fuera algo malo, y que contaba con poco "capital cultural". Incluso, la ya por entonces ministra de Educación se había dado el lujo de instar a madres y a padres a denunciar adoctrinamiento en caso de identificar a docentes que "bajaran línea".