En la apertura de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el presidente brasilero, Jair Bolsonaro, defendió el uso de medicamentos contra el coronavirus no comprobados científicamente.
El martes pasado, Bolsonaro tomó la palabra para decir una serie de disparates que cuestionaron las restricciones sanitarias aplicadas en otros países. En ese sentido, también adjudicó los aumentos inflacionarios a las cuarentenas.
En esa línea, insistió con el negacionismo de la pandemia y sostuvo la existencia de remedios preventivos contra la COVID 19, como la cloroquina, componente que él promocionó y por el que ahora está siendo investigado como un presunto crimen contra la humanidad por el Senado.
Además, el dirigente rezongó de los "pasaportes de vacunas" utilizados para filtrar ingresos a lugares públicos. En Nueva York, Bolsonaro tuvo que comer pizza en la vereda porque le prohibieron el ingreso a los restaurantes por haber dicho que no estaba vacunado.
Sobre las inoculaciones en general, el brasilero aclaró el apoyo de su gestión a la vacunación contra el coronavirus, pero se resistió a su obligatoriedad.
El mandamás brasilero convocó a los líderes mundiales a vislumbrar las políticas ambientales de su gestión dentro de la selva amazónica y dijo que, cuando llegó al Gobierno, Brasil estaba "al borde del socialismo".
"Vengo aquí para mostrar un Brasil diferente a lo que se publica en los periódicos o se ve en la televisión", apuntó Jair. "Les presento ahora un nuevo Brasil con su credibilidad ya recuperada", indicó.