No es novedad que quien mostró al aire un gráfico que exhibía cómo era la concentración de poder económico y mediático del Grupo Clarín, hoy se siente en el sillón de ese multimedios para operar a su favor.
No es noticia que Lanata haya arrojado por la borda aquella trayectoria de periodista aparentemente respetable que lo llevó a ser cofundador de Página/12, a codearse con Eduardo Galeano, a vender libros para quienes hoy están en sus antípodas.
Pero el desprecio por lo popular va in crescendo. En su programa televisivo, vencido en rating por cada reality de turno, Lanata se encargó de deslegitimar las protestas sociales.
Como síntoma de la campaña electoral, Jorge Lanata señaló que "las organizaciones sociales cambian planes por asistencia a marchas" y habló de las "maniobras y presiones" de estas organizaciones para poblar las movilizaciones.
Tampoco es nuevo su desprecio por la lucha piquetera, aunque la historia haya demostrado que los derechos se conquistan en la calle. Y se ocupa de enchastrar a dirigentes que, desde hace meses, señalan que las personas de los barrios vulnerados no quieren ya planes sociales, sino trabajo.
No conforme con desprestigiar a quienes ponen el cuerpo en los movimientos sociales, el periodista mercenario acusó a líderes de organizaciones populares de haberse quedado con unidades de la Tarjeta Alimentar.
Luego, Lanata mintió cuando afirmó que, durante la conducción de Alberto Fernández, dejó de ser un requisito tener los estudios secundarios completos para acceder a programas de empleo, ya que el Gobierno nacional ha lanzado programas, como "Te sumo", que persiguen no solo la inserción de la juventud al campo laboral sino que, también, la terminalidad de sus estudios.