El presidente Alberto Fernández está haciendo frente a un embate político y mediático desde que se viralizó una foto suya en la quinta de Olivos, en donde estaba festejando el cumpleaños de su compañera Fabiola Yáñez.
Valientemente, el presidente pidió perdón en dos ocasiones, alegando que la situación no debería haber ocurrido y, en la jornada del 26 de agosto, presentó un escrito de 36 páginas en el que dejó claro lo siguiente:
No hubo una maniobra dolosa sino un acto de imprudencia y negligencia
Estas palabras también resonaron en la jornada de hoy en boca del presidente, que se presentó ante la Justicia sin que lo hayan citado, tal cual lo hizo también la primera dama Fabiola Yáñez:
No esperé que me citen, ni busqué influenciar un juez ni busqué un abogado lobista. Me presenté espontáneamente y dije lo que creo que jurídicamente ocurrió
Además, reiteró el pedido de disculpas a todo el pueblo: “Quiero que los argentinos sepan que me dolió, me preocupó. Cometí un error, un desliz, un descuido, producto de la vorágine”.
Cuando Fernández se acercó a Casanello, lo hizo con la propuesta de donar la mitad de su sueldo por cuatro meses consecutivos como reparación por la reunión de aquella noche en el cumpleaños de Yáñez. Para terminar, el presidente fue contundente:
Es la última vez que hablo, me hice cargo y no le eché la culpa a nadie, para mí es un tema superado
La imputación a Fernández
En el mismo momento en el que Alberto Fernández se presentaba ante el juez Casanello, el fiscal Ramiro González estaba imputando al presidente por supuesta violación a las normativas para prevenir contagios por coronavirus.
Sin embargo, la presentación del presidente ya estaba en curso en el el juzgado federal 7, a cargo de Sebastián Casanello.
Sobre el magistrado, Alberto consideró que “es un buen juez” y resaltó que el caso está bastante claro: “Doctrinariamente, el tema es muy claro, por la naturaleza del hecho” porque “no hubo contagio”.