Mauricio Macri perdió las elecciones presidenciales en 2019, siguió su carrera de obsesionado por el poder ingresando a la FIFA y, en plena cuarentena, se fue a Europa y le dio la espalda al gran pueblo argentino, tal como hizo en todo su gobierno.
Ahora, borrado de las responsabilidades del plano político, pero con apariciones esporádicas en los medios de incomunicación, serviles y complacientes, se pasea por los paneles obsecuentes de siempre, que no quieren ni pueden incomodarlo con preguntas y que no desaparecieron con ninguna ley de derechos audiovisuales.
Esta vez, el circo de turno fue el canal televisivo de La Nación. A Macri no le alcanzó con vender humo durante cuatro años con la idea de "la pesada herencia", sino que culpó a Cristina Fernández de Kirchner (CFK) por su fracaso rotundo en la Casa Rosada.
Mientras su troll center hace tendencia "Ah pero Macri" cada vez que el Gobierno nacional tiene un error, Macri le sigue echando la culpa de todo al kirchnerismo, aun fuera de la conducción. "Yo fui invitado a organizar una fiesta donde Cristina manejaba el catering y el DJ; subestimé a Cristina porque ella nunca se fue, ella siempre tuvo el poder", afirmó con hipocresía Macri, quien la persiguió judicial y mediáticamente, y hasta la trató de loca.
Parafraseando a Cristina en aquel tuit que fue furor: echarle la culpa a una mujer, típico de machirulo.
“Aprendimos que cambiar setenta años de historia no era tan fácil como pensamos”, señaló el expresidente. El vacío simbólico de la frase hecha de "70 años de peronismo" como algo peyorativo nunca explicita qué es eso que el peronismo hizo tan mal: lo demoniza sin argumentos y lo persigue sin pruebas.
En el desfile de cinismo, el exmandatario también apuntó: "Hay una destrucción de la palabra del presidente, es un mentiroso serial”. Asombrosamente, eso declaró el que no cumplió una sola promesa de campaña, el que megadevaluó, el que disparó la inflación, el que lanzó tarifazos de 600 % de aumento, el que vapuleó el poder adquisitivo del salario, el que condonó la deuda de su familia, el que eliminó el Fútbol Para Todos sin construir un solo jardín ni un solo hospital.
Además, Mauricio Macri resaltó que no estuvo a favor de la cuarentena y la consideró "un atropello de las libertades". Y, a la hora de hablar de trabajo, comentó que "la verdadera grieta de la Argentina" es la que separa "a los que trabajan y a los que quieren siempre vivir del trabajo ajeno", casi como un acto fallido que lo apunta como exprimidor del pueblo trabajador.