El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, sufrió un rechazo frente a la Cámara de Diputados del país debido a que las bancas no aceptaron la enmienda constitucional para cambiar el sistema de voto electrónico (puesto en dudas por Bolsonaro).
La reforma, para salir, necesitaba 308 votos afirmativos, que representan dos tercios de la Cámara. El resultado no fue el esperado por el presidente brasileño: la reforma, votada el martes 10, debió ser archivada debido a que solo consiguió 229 votos a favor y 218 en contra.
El presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, expresó: "El resultado no alcanzó el quórum para su aprobación, será archivado y ese asunto está este año cerrado. No hay tiempo ni espacio para iniciar nueva discusión".
Muchos de los diputados, de esta forma, consideraron que la votación pone fin al debate por el voto electrónico y debería “reducir las tensiones institucionales” generadas por Bolsonaro al descreer en este tipo de urnas.
La postura del presidente brasilero
En este marco, Bolsonaro habría dicho que los diputados que emitieron su voto en contra del voto impreso estaban chantajeados. Para él, las urnas electrónicas (vigentes en el territorio brasilero desde 1996) fomentan fraudes.
El presidente apoya el voto impreso paralelo al electrónico, pero esta iniciativa se habría transformado en una excusa para denunciar que iba a sufrir fraude en las elecciones próximas en las cuales, según informan diversos medios, aparece como favorito de las encuestas el anterior presidente del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula da Silva.
La caída en la popularidad del presidente (y su posible disminución en las chances de ser reelegido) serían temas de su preocupación. Lejos de quedar como un tema resuelto, Bolsonaro insistió en su postura de que las elecciones “no serán confiables”, aunque no habría pruebas del fraude en urnas electrónicas. Además, sugirió que, pese a la votación en la Cámara, gran parte de la población está a favor del cambio de sistema.
¿Una presión para los diputados?
La votación efectuada el martes se dio en paralelo a un desfile militar con la participación de Bolsonaro que fue desarrollado frente al Palacio del Planalto. Como informan diversas fuentes, habría en el lugar una cifra superior a 1500 vehículos militares que pasaron frente a la Casa de Gobierno, el Congreso y la Corte Suprema.
Si bien se trató de un acto protocolar de la Marina, algunos podrían entenderlo como una manera de ejercer presión a los legisladores. Frente a esto, el vicepresidente Hamilton Mourao declaró que, si como cree la oposición, era una acción intimidatoria, "fue extremadamente ridículo".