La dirigenta nacional de Barrios de Pie y adjunta en el Sindicato Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), Norma Morales, no se quedó callada tras los dichos del ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, Andrés Larroque, y su calificación hacia la organización como un “sindicato de pobres”.
Norma Morales es una referente social en las calles, pero también fuera de ellas. Es por ello que sus precisas palabras no pasan desapercibidas en sus cuentas oficiales de las redes sociales.
En defensa a su organización, la referente comenzó expresando que, desde hace décadas, se ha dado en el país un proceso de empobrecimiento y, en este cuadro, la UTEP es “la expresión genuina de lo que está pasando en nuestra sociedad”. En este sentido, y haciendo referencia a la expresión de Larroque, sintetiza que esta no es una organización fuera de contexto.
La UTEP no es una excepción dentro de la historia gremial gestada en el reconocimiento y la dignificación que Perón otorgó a los desposeídos y descamisados. Los sindicatos, expresa Morales, nacieron justamente para representar a esa masa de trabajadores: “Nunca fue de ricos, sino que siempre fue una herramienta de los de abajo para conseguir justicia social”.
A quienes nos cuestionan, solo les queremos decir que aquí estamos, abajo, en el barro donde nacieron los grandes movimientos populares de la Argentina
Hablar desde el propio lugar
La dirigente popular hizo su descargo también desde su propia experiencia: como ella menciona, vivió siempre en “barriadas humildes”. En sintonía, comentó: “Admito que soy pobre, pero nunca jamás he dejado de trabajar”.
Como referente social, Morales recorrió kilómetros y kilómetros para visitar y atender las necesidades de los vecinos y vecinas en el territorio. En este contexto, habla desde su propia vivencia cuando explica que el grueso de las compañeras y compañeros con las que comparte la vida diaria trabajan mucho más que una jornada de ocho horas, ya que “la economía popular no tiene —lamentablemente— convenios colectivos ni derechos laborales”.
Prosigue: “Mis compañeras y compañeros caminan por horas para encontrar una changa mal paga, se levantan y se acuestan pensando en cómo alimentar a los vecinos de su barrio, cómo garantizar tareas para su cooperativa, cómo darle una mano a ese abuelo o abuela que no puede salir de su casa, o cómo ayudar a los pibes y pibas del barrio a quienes les cuesta el doble encontrar algún trabajo para aportar unos pesos extra en la casa”.
“Somos trabajadoras y trabajadores” afirma para aquellos que “no se enteraron”, en un guiño hacia el ministro. La pobreza, de esta forma, es consecuencia de los ingresos bajos, el poco reconocimiento a sus tareas y un mercado laboral que, para ajustar sus costos, paga poco.
El comunicado de Morales, por supuesto, ha conseguido mucho apoyo en las redes. Por ejemplo, el de la directora de la Universidad Popular de Barrios de Pie, Lucía Bianchi, que expresó: “Somos quienes vamos a poner a la Argentina de pie, desde las barriadas, mediante el trabajo y fortaleciendo a la economía popular hasta que no haya más pobreza en nuestro país”.
A las muestras de apoyo, se le suma la enorme presencia del secretario gremial de la UTEP y presidente de la Federación de Cooperativas de Trabajo Evita, Gildo Onorato que, en acuerdo con las ideas expresadas por la referente, adhirió a sus palabras.