La historia de Santiago Maldonado comenzó a escribirse cuando decidió partir de Buenos Aires a la Patagonia para rehacer su vida y apoyar a los pueblos indígenas. Él tenía 28 años, era artesano y creía fuertemente en los ideales de la libertad, el amor y, sobre todo, la igualdad entre todos los pueblos. Pero su vida cambió para siempre el 1.° de agosto de 2017, en medio de la represión de Gendarmería en Pu Lof Cushamen, en Chubut.
Durante la represión, Santiago y otros nueve compañeros exigían la libertad de Facundo Jones Huala y fue, en esa situación, el último lugar en el cual el joven de 28 años fue visto con vida. Ese mismo día, la comunidad mapuche, acompañada por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), hace la denuncia de los hechos.
Luego de varios idas y vueltas judiciales, Gendarmería insistió ante el Juzgado de Esquel que no apresaron a Santiago Maldonado ni a ninguno de sus amigos, sino que solo dispersaron la manifestación en la ruta 40. Sin embargo, nadie logró dar con él sino hasta el 17 de octubre, ya sin vida.
Los primeros peritajes en el lugar mostraron el paso de Santiago por la zona, ya que fue encontrada su boina y otros efectos personales
Fue entonces cuando el reclamo de su familia llegó a los medios de comunicación y la cara de Santiago comenzó a ser vista en todos los afiches que recubren la Ciudad de Buenos Aires y alrededores, ya que muchas veces hace falta que llegue a Capital Federal para que un caso tome mayor notoriedad. Pronto, los medios hicieron eco del reclamo de los Maldonado y llegó a los oídos del, en ese entonces, presidente de la Nación, Mauricio Macri, quien dijo ponerse a disposición de la justicia y “no interferir en el caso”.
Sin embargo, las movilizaciones en contra de la gestión de Patricia Bullrich no se hicieron esperar para pedir la aparición con vida de Santiago, quien ya era buscado en las zonas aledañas al río Chubut, uno de los más anchos de toda la Argentina.
Fuente: (UNLA)
Cristina Fernández, preocupada por Santiago y la democracia argentina
La actual vicepresidenta de la Nación fue una de las figuras políticas que levantó la bandera por Santiago y se comunicó con la familia, ya que pudo sentir el profundo dolor y el grito de una sociedad que reclamaba por un chico de apenas 28 años que solo quería visibilizar la lucha por la igualdad.
En declaraciones a la Universidad de Lanús, Cristina expresó en su momento su gran malestar por el accionar del gobierno de Macri y enfatizó que ella misma fue quien firmó el convenio para visibilizar la desaparición forzada de personas en la Argentina. “Yo misma firmé para que no haya más Santiago Maldonado, por eso me duele. No puedo parar de pensar en su familia”, expresó.
Los argentinos y la familia de Santiago están sufriendo mucho, merecen que el Gobierno de Macri dé una respuesta contundente. No es justo que hagan operaciones permanentes y revictimicen a las víctimas. Nadie merece eso, me cuesta mucho hablar del tema
Aparición sin vida, sospechas y una lucha por la verdad incesante
Fueron casi 78 días donde la familia de Santiago y toda la sociedad se movilizó, para pedir por su aparición con vida, hasta que su cuerpo fue visto a las orillas del río Chubut, a pocos metros del último rastrillaje. Esto dejó la puerta abierta a la gran incógnita sobre el accionar de la policía orquestado por la ministra Patricia Bullrich, quien insistía en que no hubo desaparición forzada.
Pronto, la familia de Maldonado reconoció a Santiago por sus tatuajes y las primeras pericias determinaron que la fecha de su fallecimiento fue entre 50 y 73 días desde su desaparición y que la causa fue de un posible ahogamiento e hipotermia. La supuesta unanimidad por parte de los forenses dejó inconforme a la sociedad, ya que hay grandes grises dentro de la causa y, más aún, de la forma en la que el joven militante falleció.
Hoy, a cuatro años de su desaparición, la familia del joven sigue reclamando justicia por él y por todos los que faltan de su casa en democracia, con el apoyo de Abuelas de Plaza de Mayo y Cristina Fernández, para que esto no suceda nunca más.