En el cuarto aniversario de la desaparición de Santiago Maldonado (el día que Gendarmería reprimió violentamente la Pu Lof en Resistencia Cushamen, en Chubut), el dolor por la ausencia de justicia embarga el sentir colectivo. Y fue así desde el primer instante, lamentablemente.
Ni las fuerzas de seguridad ni los agentes de justicia pudieron hallarlo por 74 días, entre acusaciones cruzadas improductivas y la instalación de un sensación general de Estado represivo, más que en defensa del pueblo.
El caso de la causa
Como denuncian sus familiares, desde hace más de un año la causa duerme en los cajones de la Corte Suprema de Justicia. Deben determinar si es apto el juez federal Gustavo Lleral, quien cerró la causa en noviembre de 2018.
Esa acción desligó de responsabilidades al por entonces presidente Mauricio Macri, a su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, al exjefe de gabinete de la cartera, Pablo Noceti (quien estuvo a cargo del operativo) y al gendarme Emmanuel Echazú, indicado como el autor material del desenlace fatal de Santiago, por su manchas de sangre y su ubicación en la escena, según los registros fotográficos.
Para el hermano de Santiago, Sergio Maldonado, la causa está parada desde entonces. El mismo proceso que basó su decisión de cierre de procedimiento sin haber reconstruido detalladamente los episodios de aquella trágica jornada y que, con base en el peritaje, llegó a una increíble versión que se acerca a la posibilidad de que Santiago se ahogó solo.
En la causa se hicieron un montón de cosas mal. Pero la Cámara de Comodoro Rivadavia y Casación ratificaron todo y ahora estamos en la Corte. Es un peloteo que no termina más
Pedido de reapertura
En el marco del pedido de reapertura de la investigación respecto de "posibles irregularidades desplegadas por agentes de Gendarmería Nacional", el fiscal federal Federico Baquioni solicitó la declaración indagatoria de los gendarmes Juan Pablo Escola (jefe del escuadrón 36 de Esquel), Marcelo Ferreyra y Víctor Vaquila Ocampo, por posible comisión de "daño, abuso de autoridad y omisión de los deberes de funcionario público".
Fuente: (Televisión Pública)
Unificar las causas
El caso se enturbió a partir del desprendimiento de distintas causas. Una de ellas es el pedido de investigación de las circunstancias en las que apareció el cuerpo dos meses y medio después, en una zona que ya había sido rastrillada. Otro caso abierto fue la toma y difusión de las imágenes del cuerpo sin vida de Santiago, recién aparecido, de manos de un integrante del cuerpo forense.
Se sumó el caso por espionaje y escuchas telefónicas de las que fue víctima la familia Maldonado. "Un conjunto de hechos que se derivan de lo mismo", relacionó Sergio Maldonado, quien reclama que "se unifiquen las investigaciones bajo la carátula de desaparición forzada".
"Continúa la impunidad"
Sergio Maldonado se mantiene firme. Sostiene emocionalmente, y dentro de sus posibilidades, a una familia rota. En el marco del nuevo aniversario, recarga el reclamo sobre la reactivación del proceso judicial. "Continúa la impunidad a cuatro años. Necesitamos que se active la causa que está detenida desde marzo del año pasado en la Corte Suprema de Justicia", sostuvo el último viernes en entrevista con El Destape Radio.
Mientras tanto, sí hubo novedades, por ejemplo, para el primer juez de la causa, Guido Otranto, quien hace menos de un mes logró evitar su juicio político cuando el Consejo de la Magistratura dispuso que habían pasado ya los tres años desde la denuncia en su contra (por su triste desempeño en el comienzo de la instrucción).
Por las manos de Gustavo Hornos y Mariano Borinsky pasaron varias desestimaciones a procesos de apelación presentados por la familia, en el hilado casi perfecto de una trama judicial armada exclusivamente para que la investigación no prospere. Hornos y Borinsky son los célebres jueces que visitaban asiduamente al —por entonces— presidente Mauricio Macri en la quinta de Olivos.
Paralelamente, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) medió entre la familia Maldonado y el Estado Nacional, que se negó a reconocer su responsabilidad en los hechos. Sergio, como todo el grupo familiar, pelean en un mundo judicial intrincado y de autoprotección, más evidente que nunca.
Una de las disputas es justamente por la carátula, ya que se abrió debate respecto de la figura de desaparición forzada que impulsan los Maldonado. "La gente piensa que cuando aparece un cuerpo deja de ser desaparición forzada pero hay que aclarar que eso no cambia la carátula, lo que hace es que la condena sea superior; por eso, muchas veces, los cuerpos no aparecen", aclaró el hermano del artesano fallecido a los 28 años.
"Sus ojos siguen ahí, nos interpelan a todos y siguen reclamando Justicia y que la sociedad cambie. Es lo que él escribió en un momento y que leí en un acto que hicimos en Plaza de Mayo, cuando pedíamos su aparición", relató Sergio.