El Fondo Monetario Internacional (FMI) es una entidad financiera mundial emplazada en Washington, capital de Estados Unidos. No es propiedad de una persona específica sino que está conformada por 184 países.
Su negocio consiste en hacer préstamos millonarios con tasas altísimas de interés. Los países que acuden al FMI se endeudan por años, por décadas y hasta por un siglo.
Disfrazado de organización financiera solidaria que combate la pobreza y pregona el progreso y el desarrollo, el FMI se alimenta de la especulación financiera y del entreguismo de presidentes que hipotecan el futuro de su nación.
En 2018, durante el mandato de Mauricio Macri, Argentina se endeudó por cien años a través del compromiso con pagar el préstamo contraído por Macri, con intereses exorbitantes.
El retorno argentino al FMI no trajo progreso ni la lluvia de inversiones prometida, sino hambre y desocupación. Los amigos del expresidente fugaron capitales y Argentina no vio un solo centavo de aquel préstamo.
Con el dinero del fondo no se reforzó la salud ni la educación, no se aumentaron las jubilaciones, no se tomó ninguna medida a favor del pueblo. Endeudarse nunca es el camino hacia la emancipación.