Ya lo decía Al Pacino interpretando su rol en la película El Abogado del Diablo: "La vanidad es mi pecado favorito".
La vanidad es regocijarse ante los logros propios y desmerecer los ajenos, es necesitar ávidamente ser admirado, alabado, adulado. La vanidad es creer que uno es mejor que los demás, "el mejor" y actuar en consecuencia.
La vanidad es arrogancia, engreimiento, soberbia.
La vanidad destruye todo a su paso.
A los candidatos y precandidatos de Juntos por el Cambio (JXC) les sobra vanidad (y pereza) y ambición de poder.
Si entre ellos se pelean
Las internas para las legislativas solamente dejan al descubierto quién es quién.
El poder no cambia a las personas, las delata.
El Frente de Todos armó sus listas con base en la unidad y la representación. Así, la participación de espacios políticos, movimientos sociales y de diferentes sectores de la sociedad es la bandera con la que el espacio se presenta a estas elecciones, con el objetivo de que las necesidades de toda la población estén cubiertas.
Por el contrario, en el interior de JXC se tiran con todo, sin piedad, entre ellos mismos.
En el día de ayer, Elisa Carrió llamo mitómano al precandidato a diputado Facundo Manes.
"Las reglas de juego deben ser claras, y la prohibición de la mentira entran dentro de las reglas de juego, no se admiten mitómanos, por lo menos en Juntos por el Cambio", expresó Carrió en sus redes, de lo cual me surge una serie de preguntas:
- ¿Medirá a todos con la misma vara?
- ¿Se medirá ella con su propia vara?
- ¿Qué podemos esperar de gente que no se respeta ni entre ella?
- ¿Cuánto amor por el más desfavorecido pueden tener?