Mucho se escucha hablar de inflación en los medios de comunicación. Las organizaciones, los políticos, todas las personas mencionan el término. ¿Pero qué es realmente la inflación?
En esta nota te contamos qué es y de qué manera te afectan los índices de precios.
¿Qué es la inflación?
La inflación es un proceso económico que consiste en la suba continua en los precios de productos y de servicios generalizados.
Originada por un desequilibrio entre la producción y la demanda, cuando la inflación le gana a los ingresos económicos de una persona o familia la repercusión es su pérdida de poder adquisitivo.
Es de vital importancia que el aumento inflacionario no se tome como un rasgo económico aislado; se debe comparar con el monto del salario, del plan social o de cualquier paga recibida a cambio de trabajo o asistencia.
La inflación continua, en simultáneo con ingresos desactualizados, genera una pérdida de valor del dinero.
¿Cómo se regulan los precios?
Los precios son regulados por acuerdos entre el Estado y los grandes mercados, pero ante la inminencia de la suba inflacionaria han surgido nuevas opciones en las economías populares.
¿Qué se puede hacer para aminorar sus efectos?
Una opción es abastecerse de alimentos en mercados populares y en ferias solidarias. También es factible comprar ropa e insumos en ferias autogestivas.
En caso de tener un resto mensual, el ahorro se torna inviable en un contexto de inflación sostenida: por eso es aconsejable realizar inversiones, como la adquisición de alimentos no perecederos que puedan almacenarse.
En caso de trabajar de manera autónoma, otra alternativa es la compra paulatina de herramientas para el empleo.
¿Es lo mismo inflación y devaluación?
No se debe confundir el concepto de inflación con el de devaluación.
La inflación se refiere a la suba de precios, y la devaluación alude a la caída del valor de la moneda: en Argentina, el peso.
Sin embargo, estos procesos pueden efectuarse en simultáneo y ambos influyen en el poder adquisitivo: la inflación aumenta de manera directamente proporcional a la devaluación.
¿Cómo me afecta la inflación de manera directa?
Aunque nadie esté exento del encarecimiento de alimentos, ciertos sectores se benefician con el aumento.
Veamos un ejemplo: la suba del precio de la harina afecta a quienes producen pan, a quienes lo venden y a quienes lo compran. Sin embargo, los propietarios de las empresas productoras de harina, por más pan que consuman, se verán beneficiados ya que su ganancia crecerá acorde a la inflación.
El ciudadano a pie, que no es dueño de los granos pero a diario consume pan, percibirá una pérdida de poder adquisitivo.
Vale aclarar que la inflación, en la teoría, es un proceso inversamente proporcional al desempleo.
Cuando crece el número de personas que acceden al trabajo aumenta la inflación, porque ese capital pasa a circular: se reactiva la economía y, por ende, impacta en la producción.
Con más dinero en circulación, los productos y los servicios serán más costosos, aunque también existen períodos de suba inflacionaria en los que aumenta, a la par, el desempleo.
Para entender y para cuantificar cómo afecta al bolsillo la inflación, es menester comparar el índice inflacionario con el porcentaje de aumento de ingresos.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en marzo se reportó el mayor pico inflacionario en lo que va del año, con un aumento del 4,8 % en el índice de precios al consumidor. Para una sociedad más justa y una economía interna equilibrada, el empleo debería estar al alcance de toda la ciudadanía adulta, los salarios tendrían que haber aumentado más del 4,8 % en marzo y así lograríamos ganarle a la inflación.