El 9 de julio y con un locro solidario, el Movimiento Evita inauguró un comedor comunitario en la Parroquia Guadalupe de Paraná. En el marco del Día de la Independencia, en el Barrio 1º de Julio volvió a abrir el comedor de la parroquia y fue con un locro para alrededor de 300 personas.
Inaugurar un comedor no es un acto feliz: es una muestra de que el Estado no garantiza el acceso al alimento para toda la población y la comunidad debe organizarse para batallar contra el hambre. Sí es, sin embargo, una iniciativa esperanzadora que emparcha los baches estatales con los sectores populares, que no esperan.
Mariana Yedro, una de las cocineras, aseguró en ELONCE TV que el comedor volverá a funcionar dos veces por semana luego de cinco meses. "Hoy entregamos unas 180 porciones", afirmó Mariana el 9 de julio. La trabajadora del comedor expresó el deseo de poder abrirlo todos los días, aunque afirmó no contar con suficientes partidas alimentarias.
La crisis sanitaria mundial ocasionada por la pandemia de coronavirus azotó con fiereza a los sectores más postergados, lo que ha desembocado —también— en una crisis económica. Sin embargo, al final de la pandemia los ricos serán más ricos y los pobres serán más pobres: a las crisis siempre las pagan los mismos grupos.