El Síndrome de Gilbert: Cuando la Bilirrubina Nos Habla (y Joaquín Furriel lo Visibiliza)
El Síndrome de Gilbert es una condición genética común y benigna que afecta a la capacidad del hígado para procesar la bilirrubina, una sustancia amarilla que se produce al descomponerse los glóbulos rojos viejos. Se estima que entre un 3% y un 7% de la población lo padece, muchas veces sin saberlo. En esencia, el hígado tiene una pequeña dificultad para "conjugar" esa bilirrubina y eliminarla correctamente del cuerpo.
La mayoría de las personas con Síndrome de Gilbert no experimentan ningún síntoma y viven su vida con total normalidad. Sin embargo, en algunas ocasiones, especialmente ante ciertos desencadenantes, pueden aparecer manifestaciones leves. La piel y los ojos pueden adquirir un ligero tono amarillento. Esto ocurre porque la bilirrubina no procesada se acumula un poco en el cuerpo. Esta ictericia suele ser intermitente y no grave. Algunas personas refieren sentir más cansancio de lo habitual, aunque no es un síntoma exclusivo de este síndrome y puede tener múltiples causas. En ocasiones, se puede sentir una ligera molestia en la zona del abdomen. Raramente, pueden aparecer náuseas o una sensación de malestar general.
Es crucial entender que estos síntomas suelen ser leves, transitorios y se exacerban ante situaciones como:
- Estrés físico o emocional.
- Ayuno prolongado o dietas muy restrictivas.
- Deshidratación.
- Enfermedades intercurrentes (como un resfriado o gripe).
- Ejercicio físico intenso.
- Ingesta de alcohol.
El actor argentino Joaquín Furriel ha hablado públicamente sobre su diagnóstico de Síndrome de Gilbert. Su experiencia ha sido fundamental para desmitificar y visibilizar esta condición. Al compartir que convive con ella, Furriel ayuda a que más personas sepan que es algo común y, lo más importante, inofensivo. Su caso demuestra que el Síndrome de Gilbert no impide llevar una vida plena ni desarrollar una carrera exigente.
El Síndrome de Gilbert es una particularidad genética que, aunque pueda generar episodios de ictericia o fatiga leve en ciertas circunstancias, no representa un riesgo para la salud a largo plazo. La clave está en conocerlo, entenderlo y no confundirlo con afecciones más graves.