La frase resuena en nuestra memoria colectiva, un eco de una obra maestra argentina: "Lo viejo funciona". Para los fans de El Eternauta, no es solo una línea de diálogo; es casi un mantra. Pero, ¿qué es lo que realmente nos moviliza al escucharla? ¿Es pura nostalgia por un pasado idealizado, o hay una verdad más profunda que sigue siendo relevante hoy?
Cuando pensamos en "lo viejo", inevitablemente viajamos a nuestros recuerdos. Esa vieja radio del abuelo que siempre se arreglaba con un golpecito, la cocina económica que nunca fallaba, o incluso esas herramientas que pasaban de generación en generación. Hay una comodidad inherente en lo conocido, en lo que ha resistido la prueba del tiempo. En un mundo que avanza a la velocidad de la luz, donde los teléfonos son casi descartables y las tendencias cambian cada semana, esa sensación de durabilidad y fiabilidad es, sin duda, un bálsamo.
La nostalgia nos envuelve, sí. Nos transporta a una época quizás más simple, donde las cosas estaban hechas para durar y el ingenio humano era la principal "actualización". Es ese anhelo por lo tangible, por lo que podemos tocar y reparar, en contraposición a lo etéreo y efímero de la era digital.
Pero la fuerza de "Lo viejo funciona" trasciende la mera añoranza. En el contexto de El Eternauta, donde la humanidad se enfrenta a una invasión y la desintegración de todo lo conocido, la frase es un grito de resistencia. Es la afirmación de que, ante el colapso de los sistemas y la tecnología incomprensible, las soluciones más básicas, las herramientas más rudimentarias y el ingenio más arraigado son los que realmente nos salvan.
Es una validación de la sabiduría popular, de la maña, de esa capacidad argentina de "atar todo con alambre" y hacer que las cosas sigan andando. En un nivel más profundo, la frase nos habla de nuestra identidad. ¿Quiénes somos cuando todo lo demás se desmorona? Somos nuestras historias, nuestros métodos heredados, nuestra resiliencia. Lo viejo no solo funciona; nos define.
La lección para hoy, rodeados de una tecnología deslumbrante pero a menudo efímera, "Lo viejo funciona" nos invita a una pausa. Nos pregunta: ¿Estamos buscando siempre la solución más compleja, la última novedad, cuando quizás la respuesta ya está en nuestras manos, en nuestras tradiciones, en nuestra capacidad de reparar en lugar de reemplazar?
Tal vez la verdadera magia de esta frase no radica solo en mirar hacia atrás con cariño, sino en encontrar en el pasado las herramientas y la mentalidad para afrontar los desafíos del futuro. Porque, a veces, para avanzar, solo necesitamos recordar que lo viejo funciona.
¿Qué "viejo" objeto o costumbre te viene a la mente cuando escuchas esta frase?