El invierno trae consigo un enemigo silencioso para el cabello: el frío, el viento y los ambientes calefaccionados lo deshidratan, volviéndolo más frágil y opaco. La especialista en cuidado capilar Melisa Márquez explica que la porosidad aumenta en esta temporada, haciéndolo más propenso al quiebre.
Para combatir estos efectos, incorporar proteínas vegetales en la rutina de cuidado capilar es una estrategia efectiva. Ingredientes como la soja, la quinoa y el lino aportan nutrientes esenciales que fortalecen la fibra capilar, mejoran su textura y lo protegen de las agresiones climáticas.
Las proteínas de soja destacan por su capacidad para reparar el cabello, reduciendo la fragilidad y el frizz. La quinoa, además de ser un superalimento, también mejora la elasticidad capilar, mientras que el amaranto ofrece una nutrición profunda para el pelo seco o maltratado. Por su parte, el lino aporta hidratación intensa y las almendras refuerzan la resistencia y el brillo natural.
Al elegir productos capilares este invierno, revisar las etiquetas puede marcar la diferencia. Buscar ingredientes como Hydrolyzed Soy Protein, Quinoa Extract o Flaxseed Protein permitirá seleccionar fórmulas enriquecidas con estos poderosos aliados naturales, asegurando que el cabello se mantenga saludable a pesar del frío.