Si buscas una planta que sorprenda y deslumbre, la Lantana es la elección perfecta. Originaria de las cálidas regiones de América del Sur y América Central, esta joya botánica ofrece una floración prolongada y un cambio de color único, creando un verdadero arcoíris natural en tu jardín.
Las flores de la Lantana parecen tener vida propia: comienzan en amarillo, evolucionan a naranja y finalmente se tiñen de rojo. Un auténtico festival visual que hará que tu jardín se transforme cada día. Además, esta planta puede alcanzar hasta dos metros de altura, lo que la convierte en un punto focal perfecto para cualquier espacio verde.
Cuidados esenciales para una belleza duradera
Luz y ubicación: La Lantana ama el sol directo, así que ubícala en un espacio iluminado. En invierno, protégela del frío trasladándola al interior o a un invernadero.
Te podría interesar
Abono y trasplante: No abones cuando está en plena floración. Lo ideal es hacerlo al final del verano y en otoño. Recuerda trasplantarla cada dos años para mantener su vitalidad.
Riego con equilibrio: Aunque no es exigente, necesita riegos regulares. Deja que la tierra se seque entre riegos y reduce la frecuencia en otoño. En invierno, basta con una vez al mes, ya que entra en latencia.
Un imán para polinizadores y una guerrera contra plagas
Además de su belleza, la Lantana es una planta que atrae abejas, mariposas y otros polinizadores, llenando tu jardín de vida. Y aunque en verano pueden aparecer plagas como mosca blanca y araña roja, su resistencia natural la convierte en una verdadera luchadora contra estos invasores.
Dale la bienvenida a la Lantana y disfruta de su magia
Con su explosión de color y su capacidad de adaptarse y resistir, la Lantana es una opción ideal para quienes desean un jardín vibrante y lleno de energía. Cultívala y sorpréndete con su transformación única.