El paso del tiempo trae consigo transformaciones inevitables en el cabello: la aparición de canas, la pérdida de brillo y la sequedad son algunos de los desafíos más comunes a partir de los 40 años. Sin embargo, con los productos adecuados, es posible mantener una melena saludable y llena de vida.
Según el Dr. Emmanuel Sánchez Meza, especialista en dermatología, es fundamental considerar tratamientos personalizados antes de optar por una coloración: “Tienes que estar con el tratamiento que determine tu dermatólogo o tricólogo, pero claro que puedes buscar algunas opciones para que tu pelo tenga una coloración más homogénea o simplemente quieres cambiar de color”.
Las opciones naturales y los tonos suaves son la tendencia más favorecedora para esta etapa. Colores como rubio cálido, castaño claro o tonos miel iluminan el rostro sin generar contrastes excesivos que puedan endurecer las facciones. Por el contrario, los tintes oscuros tienden a acentuar los rasgos, algo que muchas mujeres prefieren evitar. Además, los tintes permanentes ofrecen una cobertura ideal de las canas y una mayor durabilidad, mientras que las opciones semipermanentes o sin amoníaco son perfectas para quienes buscan un cambio menos agresivo.
En esta etapa, elegir productos que cuiden la fibra capilar es imprescindible. Muchas coloraciones específicas para mayores de 40 están formuladas con ingredientes nutritivos como aceites naturales y proteínas, que restauran el brillo y protegen al cabello del daño. Estos componentes no solo cubren las canas, sino que también aportan hidratación y vitalidad, dos aspectos esenciales para el cabello maduro, cuya estructura se vuelve más frágil debido a cambios hormonales.
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La clave radica en priorizar tintes que no solo realcen el color, sino que además respeten la salud capilar. Con los cuidados adecuados, es posible lucir un cabello vibrante, saludable y lleno de personalidad, adaptándose a cada etapa de la vida con elegancia y confianza.