Esta maravillosa especia no solo aporta sabor a nuestras comidas, sino que también ofrece increíbles beneficios para la salud y, como si fuera poco, ¡es un fertilizante natural y fungicida fabuloso!
Originaria de Asia y América Central, la cúrcuma es conocida por sus compuestos llamados curcuminoides, que le otorgan sus propiedades medicinales. Además, contiene aceites volátiles, proteínas, resinas, azúcares, fibra dietética, y una gama de vitaminas y minerales esenciales como C, E, K, niacina, sodio, calcio, potasio, cobre, magnesio, hierro y zinc. ¡Un verdadero tesoro natural!
Es que, según el portal El Mueble, la cúrcuma ayuda a que tus plantas crezcan más sanas y bonitas, mejorando incluso la calidad de los frutos en plantas frutales. Los curcuminoides actúan como insecticida, repelente y fungicida, protegiendo tus plantas de plagas comunes como hormigas, larvas, escarabajos y ácaros.
Además, con el tiempo, las plantas pueden sufrir daños por animales, ramas rotas o podas. La cúrcuma actúa como una medicina natural para las plantas, ayudándolas a sanar y crecer fuertes.
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¿Cómo preparar tu fertilizante casero de cúrcuma?
¡Es súper sencillo! Puedes usar cúrcuma en polvo, que seguramente tienes en tu cocina. Aquí te dejo un par de métodos:
Fertilizante para orquídeas:
Mezcla una cucharadita de cúrcuma en polvo en medio litro de agua y disuelve bien.
Humedece un algodón en la mezcla y limpia las hojas y tallos de la planta.
Sumerge las raíces de la orquídea en la mezcla durante media hora.
Luego, colócala en otro recipiente y añade agua para cubrir las puntas de las raíces.
Fungicida natural:
Diluye entre 20 y 30 gramos de cúrcuma en polvo por cada litro de agua.
Pulveriza la mezcla sobre las plantas afectadas por hongos.
Si los hongos persisten, espera entre dos y tres días y aplica nuevamente.
En conclusión, aprovecha al máximo las beneficiosas propiedades que la cúrcuma puede aportarle a la plantas de tu jardín y todas las especies se verán más sanas y vigorosas que nunca.