Lunes 13 de Enero 2025
GATO

Gatos y Secretos: Donde las Caricias Se Convierten en Tabú

Aprende a identificar los signos de rechazo de tu gato ante las caricias en su barriga.

(Fuente: Instagram).
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¡Los gatos son seres fascinantes! Aunque son animales sociables, tienen un carácter muy especial y disfrutan de su independencia. Si eliges tener un gato como mascota, es fundamental construir una relación basada en la confianza, el amor y el respeto.

Con esta breve introducción, ¡nos adentramos en un tema que despierta muchas consultas: las caricias! A veces, los gatos muestran que quieren ser acariciados, pero hay zonas específicas donde debes tener cuidado, como su panza.

Ver a tu gato con la panza al aire puede ser irresistible y te impulsa a acariciarlo para demostrarle tu amor y cariño. Sin embargo, para algunos gatos, esto puede resultar bastante incómodo.

Claro, esto depende del carácter de cada minino, pero según la veterinaria María Fernanda Veiga en su Instagram, cuando tu gato muestra su barriga, es una clara señal de la gran confianza que tiene en ti. No obstante, si le haces caricias en esa zona y notas que se muestra incómodo, ¡es mejor detenerse de inmediato!

Según la experta, la panza es una de las partes más vulnerables del cuerpo del gato, por lo que se siente indefenso y puede reaccionar de manera defensiva, como arañando o mordiendo.

En conclusión, lo ideal es observar con detenimiento el comportamiento de tu gato. Así podrás saber si le gusta ser acariciado en la barriga y, si se muestra incómodo, ¡no te preocupes! Seguramente habrá otras zonas de su cuerpo donde disfrute las caricias.

Cómo reconocer su molestia

Además de la barriga, a la mayoría de los gatos no les gustan las caricias en el lomo y la base de la cola. Por eso, es fundamental observar su comportamiento: si muestra signos de rechazo o tensión, es su manera de decirte que dejes de acariciarlo.

En ese caso, tu gato puede ignorarte mirando hacia otra dirección, lamerse la nariz, asearse repentinamente durante poco tiempo, erizarse el pelo, contraer la espalda, aplanar las orejas, girar bruscamente la cabeza para enfrentarte o, en el peor de los casos, morderte o rasguñarte.