Dentro del área urbana, uno de los insectos que más nos pueden aterrorizar es, sin duda, el alacrán. Este fascinante artrópodo ha ganado una reputación temible, aunque no todo lo que se dice de él es cierto. ¡Vamos a desmitificarlo juntos!
Los alacranes suelen anidar en lugares húmedos y oscuros, siendo las alcantarillas o desagües un hábitat ideal para su reproducción. Aunque no es de los insectos más comunes que solemos encontrar día a día, el imaginario popular sugiere que una picadura puede ser mortal si no se trata a tiempo, provocando espanto al cruzarse en nuestro camino.
¡Pero no te preocupes! Es necesario aclarar que su instinto no es atacar, sino defenderse. Los especialistas explican que las picaduras de los alacranes ocurren de forma más bien accidental que agresiva. En este sentido, remarcan que el ataque se da "cuando se siente amenazado y se defiende". Esta información es clave para saber cómo abordar la situación si te encuentras con un alacrán.
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En las zonas donde se reproducen con mayor concentración, se recomienda no utilizar insecticidas, ya que pueden resultar contraproducentes. Estos productos no eliminan al insecto, sino que solo lo ahuyentan, haciendo que salga de su madriguera y busque refugio en otro lugar, como tu casa. ¡No queremos eso!
La mejor manera de mantenerlos a raya es utilizar rejillas o mosquiteros que impidan al alacrán ingresar a tu domicilio. ¡Así de simple!
Tipos, venenos y tratamientos
En cuanto a las especies que podemos encontrar en nuestro país, hay tres que aparecen con mayor frecuencia:
1. Bothriurus bonariensis: Común en la provincia de Buenos Aires, su picadura suele provocar ardor pero no es mortal.
2. Tityus trivittatus: Común en zonas más húmedas como Rosario, se reconoce por las rayas en su lomo y es el más venenoso de todos.
3. Tityus confluens: Menos común, pero su picadura puede ser peligrosa si no se trata a tiempo.
En todos los casos, si sufres una picadura de alacrán, es recomendable acudir a un centro de salud cercano y, de ser posible, llevar al insecto contigo para que se pueda reconocer la especie y aplicar el tratamiento adecuado.